Una nueva etapa en el proceso de extradición hacia Estados Unidos inicia Assange.
Punto Noticias.- En Londres, este lunes 7 de septiembre, continúa en el Juzgado Penal Central, el mítico Old Bailey, trata segunda parte del proceso de extradición de Julián Assange a Estados Unidos que el Gobierno y la Justicia del Reino Unido pudo haber frenado años atrás, según la denuncia del excónsul ecuatoriano Fidel Narváez.
“La actitud política y judicial de los británicos demuestra claramente que hay una persecución en contra de Julián Assange”, observa. Narváez abrió la embajada ecuatoriana de Londres al fundador de WikiLeaks en 2012 y, para evitar su entrega a Estados Unidos que “fue el objetivo inicial de los británicos”.
“Yo tuve el privilegio de ayudar a Julián Assange a obtener el asilo político en mi país. Logré tender ciertos puentes para que pudiera ser protegido por Ecuador”, rememora. El objetivo era “protegerlo de la persecución feroz de Estados Unidos por haber publicado las mayores revelaciones de crímenes de guerra y abuso de los derechos humanos de la historia”.
Ocho años después, el periodista e informático australiano frente al tribunal británico de primera instancia lucha contra la orden de extradición emitida por Washington bajo 18 cargos de espionaje e intromisión de ordenadores estatales, que condenan hasta 175 años de prisión.
Este juicio se desarrollaría en las siguientes tres o cuatro semanas, luego de un primer ciclo de audiencias que fueron en febrero en el juzgado adjunto a la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, donde Assange está detenido desde su arresto en la legación diplomática en abril de 2019.
“Es extremadamente preocupante cómo se llega a la batalla final. Julián ha sufrido en los últimos meses de aislamiento y falta de acceso a sus abogados, sin poder hacer una preparación correcta o suficiente para su defensa”, denuncia el excónsul.
La situación precaria del recluso, fue peor con la pandemia del coronavirus, es queja permanente del equipo legal del exdirector de WikiLeaks. Últimamente se suman las denuncias de abuso en el proceso por la parte estadounidense, que ampliaron la narrativa del auto de procesamiento luego que caducara el plazo límite establecido.
“Los abogados han expuesto contundentes argumentos para demostrar que la extradición no debe proceder y soy muy escéptico de que la magistrada de paso a la refutación de este procedimiento”, señala Narváez refiriéndose a Vanessa Baraitser, magistrada de la Corte de Westminster quien preside la causa.
“Me parece que ya ha dado muestras claras de perjuicio contra Assange, como si estuviese con la consigna de aprobar su extradición”, inquiere. La sospecha de esta consigna la sostiene desde que lideraba el consulado de Ecuador en Londres.
“Este es un gobierno conservador, obsecuente a las presiones de EEUU y que ha sido cómplice de toda una serie de atropellos a Julián Assange en los últimos años. No creo que vaya a oponerse a un pedido de EEUU”, sustenta.
Narváez recrimina la “lógica imperial” con que Reino Unido abordó la relación con Ecuador en los siete años cuando amparó al representante del portal especializado Wikileaks.
“La actitud de los británicos siempre fue arrogante y cínica (…) Usaron la intimidación y las amenazas en contra de mi país (…) Se creen un imperio frente a países más pequeños, pero se comportan como si fueran una colonia de EEUU”, puntualiza.
Hace dos años y más que no ve directamente a su amigo australiano y le preocupa su fragilidad psíquica y física que le causa el largo encierro. Aun así Assange deberá declarar en el Old Bailey, aunque sea “un juicio con la cancha inclinada y los árbitros parcializados”.
“Es obvio que Julian tiene que decir lo suyo, defenderse, argumentar. Están decidiendo sobre su vida. La extradición es una muerte en vida. Debe testificar. No se puede enviar a alguien a la muerte segura sin escucharlo”, alerta.
Considera la reclusión sin opción a la libertad vigilada ni al arresto domiciliario junto con su novia y dos hijos pequeños como un escarmiento ejemplar.
“El trato que Julián está sufriendo al permanecer todavía bajo prisión —no cumple ninguna sentencia— demuestra que se quiere enviar un mensaje y sentar precedente”, advierte.
Narváez cree que “ya se ha sentado precedente” ya que “son más de diez años de tratar de destrozar a una persona, de tenerla de facto sin libertad, con difamación, acusaciones y tortura”. “Todo eso”, insiste, “asusta, ahuyenta, intimida a cualquier otro periodista que esté en posibilidades de publicar revelaciones de la envergadura de las que han publicado WikiLeaks y Julian Assange”.
Fuente: Sputnik