Hace dos años, desde el mismo Gobierno se minó la institucionalidad, llegó la pandemia y la ciudadanía había perdido la confianza en esas entidades públicas, el resultado fue evidente, agregó.
Caroline Ávila Nieto, doctora en comunicaciones, catedrática e investigadora de la Universidad del Azuay, resaltó que más allá de las fake news, se debe investigar sobre el discurso de odio y falta de tolerancia que se genera a través de las redes sociales, medios de comunicación y algunos sectores políticos, lo cual, dijo, sí trae consecuencias al país y agrava el sistema democrático.
“Las preocupaciones de la academia es sobre cuánto perjudica el discurso de odio y la intolerancia en la deliberación de la conversación política”.
Recordó que hace dos años, desde el Gobierno se minó por completo a la institucionalidad y esto perjudicó a la población cuando la pandemia alcanzó al Ecuador, pues para ese entonces las entidades públicas habían pedido la confianza de la gente, entre ellas, el Ministerio de Salud: “La ciudadanía dejó de escuchar y si lo hace piensa que es un discurso más, pero no una política pública y eso se dio al inicio de la pandemia”.
“Difícilmente se pueden dar cambios culturales si no existe confianza en el sector público y eso es consecuencia de la desinformación, la falta de credibilidad. Imagínense el discurso de odio a dónde lleva”.
Aunque subrayó que tener una ideología es adecuado para orientar ciertas acciones, también aseveró que el sectarismo y aislamiento promueve el odio y no da posibilidad de construir desde cada orilla un camino conjunto por el bien de los demás.
“Cuando nos volvemos enclaustrados en un grupo que piensa igual a mí, el discurso nos lleva a esas burbujas en redes sociales desde donde ataco”.
Mencionó que en ese contexto el periodismo, que transmite y masifica, debe ser usado con la responsabilidad del caso: “Ahí es importante la contextualización, contrastación y la búsqueda de todas las voces, para transparentar”.