Editorial de Radio Pichincha
Aunque suene irónico y hasta risible, la inseguridad se convirtió en una política de Estado en nuestro país. En los últimos años, Moreno y Lasso se encargaron de desmantelar los sistemas de inteligencia, mermaron recursos para el combate a la delincuencia, permitieron que la fuerza pública se llene de altos mandos vinculados al narcotráfico y, por odio político, utilizaron todo el aparataje estatal para perseguir a sus opositores y no para combatir al crimen organizado.
Debido a esto, Ecuador se convirtió en uno de los países más inseguros del mundo y, hoy en día, las noticias sobre sicariatos, atentados, robos y extorsiones se convirtieron en el “pan nuestro de cada día”.
Si a esto le sumamos la inoperancia y demagogia de los gobernantes de turno, tenemos la fórmula perfecta para el desastre social en el que, lamentablemente, vivimos y sobrevivimos.
Ahora, estamos a días de elegir a un nuevo presidente o presidenta. Por un lado, tenemos una propuesta de un candidato que habla de crear un nuevo centro de inteligencia o más bien cambiar nuevamente el nombre al sistema que ya existe desde el 2009. Al menos, eso es lo que dice su plan de gobierno.
El problema aquí no pasa por poner nuevos nombres o etiquetas a estos sistemas, sino por asignarles los recursos tecnológicos y financieros que sean necesarios para que entreguen las alertas necesarias y así se eviten masacres carcelarias, atentados y asesinatos.
¡Basta ya de tanta demagogia! El país no resiste más y este tipo de propuestas, muy parecidas a las de Don Guillermo, nos hacen mucho daño. Es momento de tomar en serio la seguridad en Ecuador, definir acciones concretas para combatir al crimen organizado y que el nuevo gobernante nos entregue soluciones efectivas para que nuestro país vuelva a ser un territorio de paz. PUNTO