Valeria Puga advierte que Lasso debe tomar en cuenta la pérdida de credibilidad del discurso neoliberal.
Punto Noticias. A criterio del analista económico y político Pablo Dávalos, el discurso del nuevo mandatario, Guillermo Lasso, durante la asunción del mando presidencial, fue emotivo, que corresponde a las circunstancias que vive el país.
En su opinión, no apostó a grandes conceptos teóricos ni epistemológicos, pero sí a mover fibras sensibles, que la sociedad ecuatoriana siente por la afectación de la crisis económica y la pandemia
Hay una clara diferenciación entre lo que hizo Lenín Moreno y cómo Lasso anuncia que enfrentará la pandemia. Mientras el primero utilizó la enfermedad para apalancar las políticas neoliberales, en un ejercicio que podría ser llamada necropolítica; es decir, la política de la enfermedad y la muerte para controlar a la sociedad, Lasso hace referencia a una especie de biopolítica (política de la vida), con el anuncio de que los primeros 100 días se llevará a cabo una vacunación masiva, de nueve millones de ecuatorianos, apunta Dávalos
Considera que lo que pretende el nuevo jefe de Estado es utilizar la pandemia para legitimar su política, que le permitiría tener un piso social de credibilidad sobre el cual construir, a posteriori, su gobernabilidad.
Le parece interesante, también, que Lasso haya apelado permanentemente a la construcción del centro político, que significaría que quiere salirse de los extremos, como su relación con el Partido Social Cristiano (PSC), par construir el Ecuador del encuentro.
Hay una maniobra evidente para consolidar la alianza legislativa con Pachakutik y la Izquierda Democrática, con el propósito de convertirla en un acuerdo de gobernabilidad, para situar sobre este su proyecto político, porque no tiene el número de asambleístas que le permitan llevan a cabo este objetivo, según Dávalos.
El analista anota que Lasso no mencionó su agenda económica, con la intención de dejar allí una interrogante, que será momentánea, dice, porque se sabe cuál es el proyecto en materia económica, que tendrá que procesar reformas que constan en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que son inmediatas, como un proyecto económico urgente.
El economista Pedro Páez, en cambio, señala que no se cree este cuento de la gobernabilidad, porque, dice, este asunto está fuera de la agenda del imperio y la oligarquía.
Señala que, después de los ciclos dictatoriales en América Latina y la brutal impronta que dejaron las dictaduras del Cono Sur, el proceso democrático fue atrapado en una jaula de hierro y las opciones electorales sobre las cuales la gente podía manifestarse estaban sometidas a los dictámenes del FMI, Banco Mundial y las redes especulativas angloamericanas.
A su entender, el gobierno de Lasso es la continuación de ese bloque de poder monolítico que lo inauguró el expresidente Lenín Moreno; sin duda, con muchos intentos para diferenciarse de este, aunque de manera simbólica, con algunos éxitos que ayuden a legitimar al presente régimen.
Advierte que al país regresará al reparto de las prebendas presupuestarias, al clientelismo más brutal, cuando hablan de un manejo técnico, al hombre del maletín etc. Como ejemplo citó las declaraciones del nuevo ministro de Finanzas, quien anunció un recorte presupuestario de más de dos mil millones de dólares, para este mismo año.
Insistió que entre las prioridades de este gobierno está consolidar el poder de los bancos, a través de la mal llamada ley de defensa de la dolarización, para convertir al Ecuador en una guarida fiscal, para hacer el lavado sobre todo del narcotráfico colombiano y en general de todos los dineros sucios.
Valeria Puga, analista política, manifiesta que lo que recibe Lasso de Moreno son ruinas, un país desinstitucionalizado. Sobre el discurso del nuevo presidente, considera que responde al clima polarizado, conflictivo que vive el país y la región, y a que el neoliberalismo ha perdido su atractivo.
Advierte que Lasso tiene que entender esta situación, sobre la que el actual presidente de Estados Unidos dijo que el neoliberalismo está acabado. Insistió en que ya no son los tiempos en los que los apegos ideológicos, los dogmatismos neoliberales tienen la credibilidad que pudieron haber tenido en los noventa, cuando, luego de la guerra fría y el comunismo, aparecía como la única salvación para un cierto progreso, igualdad social, crecimiento económico.
Son tiempos absolutamente diferentes y esto Guillermo Lasso debe tenerlo absolutamente claro, reiteró, y puso como ejemplo el clima regional actual, la situación de Colombia, lo que sucedió en Chile, Perú, Brasil.
Cree que Lasso, para su alocución en el acto de posesión, ha tenido claro la pérdida de credibilidad del discurso neoliberal, su debilidad en la Asamblea Nacional, aunque no será un problema, como no lo fue para Moreno.
Comparte el criterio de que Lasso hizo muchos guiños a Pachakutik e Izquierda Democrática para tener controlada a esta “oposición”, que le permitiría enfrentar a una oposición más fuerte que significa UNES.
Estima que a Guillermo Lasso no le conviene casarse solo con PK y la ID, porque tarde o temprano van a verse las contradicciones que tiene con estos grupos, debido a las diferencias que existen sobre temas como la minería, la agenda ecológica, que se pondrán en discusión en la legislatura y a Lasso le tocará plantearse nuevas alianzas, posiblemente con UNES y el PSC.
Espera que se cumpla el anuncio de Lasso, quien aseguró que en su gobierno se terminará la persecución política.