El favorito en todas las encuestas para las presidenciales en Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva ha comenzado una gira por el nordeste brasileño, la zona más pobre del país, en la modalidad de caravana.
La candidatura está supeditada a su situación judicial, ya que si la cámara de apelaciones confirma el fallo del juez Sergio Moro sobre corrupción, no podría ser candidato.
La sucesión de Michel Temer no está clara, si el golpe al golpe no se consolidó, es porque el establishment brasileño no ha encontrado el recambio para poder meter en prisión al megacorrupto Temer.
Lula sabe que los poderes fácticos de Brasil no miran con simpatía su vuelta a la presidencia. Quien aparece en segundo lugar en las preferencias es el exmilitar y ultraderechista Jair Bolsonaro, quien enarbola un discurso violentista y reivindica la dictadura cívico-militar.
La caravana de Lula comenzó en Salvador y pasará por otras nueve ciudades y busca relanzar al Partido de los Trabajadores y demostrar que las convicciones siguen en alto para mantener el apoyo popular. Siete gobernadores lo apoyarán en esta caravana que recorrerá la zona más pobre de Brasil y la que se mostró más fiel a Lula y a Dilma.