Tres madres, que además estudian en la Universidad Central y en dos institutos, compartieron sus vivencias en el Día de la Madre, que se conmemora el segundo domingo de mayo en Ecuador.
La maternidad es un ‘trabajo’ de tiempo completo, que requiere de responsabilidad y organización. Aún con todas las actividades que tienen sobre sus hombros las madres, hay mujeres que intentan superarse por ellas mismos y por sus hijos. Por eso toman la decisión de continuar con sus estudios para poder salir adelante.
Cuatro madres, dos que estudian en la Universidad Central, una en el Centro de Capacitaciones Ecugeniu y una que se acaba de graduar en el Instituto Libertad conversaron con Radio Pichincha. Contaron todo lo que implica estudiar y ser madre a la vez. También relataron cuáles son las complicaciones que han enfrentado y lo que las motiva a seguir adelante.
Madey Mejía
Madey Mejía es una madre de 23 años. Hace 15 días se graduó en enfermería en el Instituto Libertad. Su hija tiene 7 años. Cuando la niña nació, cambió su vida, dice.
Madey fue madre cuando tenía 16 años. Siendo tan joven, sus padres fueron su apoyo para salir adelante. Desde que se enteraron que estaba embarazada, la respaldaron para que continúe con sus estudios.
“Mi hija es mi responsabilidad, así que debo organizarme con el tiempo que requiero para mis estudios y para la crianza y bienestar de mi niña”.
Para Madey, como para otras mujeres, ha sido complicado estudiar y ser madre a la vez. Debido al tiempo que implica la crianza, decidió dejar la Universidad Central. Madey antes estudiaba Comunicación Social, pero tuvo que desistir de la carrera universitaria para no dejar sola a su hija.
“No tenía a nadie que me ayude, soy madre soltera. Y si bien mis padres si me ayudan, ellos trabajan y no siempre puedo recurrir a ellos. Ella es mi responsabilidad y no podía dejarla tanto tiempo sola”.
No solo continuar con los estudios implica complicaciones para las madres, también conseguir un trabajo. A Madey en una reciente entrevista profesional, lo primero que le preguntaron es si era madre. Ella respondió que tenía una hija, así que le negaron el puesto.
“Dijeron que necesitaban a una persona sin hijos, ya que seguramente pediría permisos, ya sea por temas educativos o si mi hija se enfermara. Esa fue la primera vez que me habían rechazado por ser madre”.
Para Madey, conseguir el título en enfermería fue un proceso difícil. Estudiaba en las noches, para estar al pendiente de su hija, en la mañana y en la tarde. Su rutina era agotadora, llegaba del instituto y se quedaba hasta la madrugada haciendo deberes. Y en la mañana ayudaba a su hija con sus tareas, ya que acude a la escuela en las tardes.
Afortunadamente, en el instituto en donde ella estudiaba, la ayudaron mucho. “A veces no podía ir a mis clases porque tenía reuniones en la escuela de mi hija o citas médicas».
En una ocasión, su hija tuvo principios de neumonía. Debido a los tratamientos médicos y exámenes se ausentó del Instituto durante 15 días. “Mis amigos me ayudaban con los apuntes o deberes. Los profesores me dejaban irme temprano a casa y en ocasiones graban sus clases para que no me atrase”.
A pesar de todas las complicaciones, Madey se siente satisfecha con lo que ha logrado. Culminó sus estudios y ahora se toma unos días, para compartir con su hija. “Si pudiera volver al pasado, me gustaría decirme que yo puedo y que lo voy a lograr. Que, aunque al inicio me cueste mucho, lo lograré. Me siento feliz porque he criado a mi hija, una niña solidaria, amable y educada”.
Andrea Constante
Andrea Constante estudia Administración de Empresas en la Universidad Central del Ecuador. Tiene una hija de 3 años, que cuida mientras cursa su carrera. Para Andrea, en el día a día ha ido aprendiendo sobre responsabilidad y organización. Agradece el apoyo de sus familiares.
“Día a día trato de ser la mejor madre para mi hija porque ella merece tener estabilidad emocional. Mi hija merece crecer en un ambiente favorable, entonces seguir estudiando es muy importante tanto para mí como para mi hijita. Ahora hay una vida que depende de mí, quiero garantizarle un buen futuro”.
Andrea es madre soltera, razón por la que muchas veces se le han cerrado varias puertas. Desde que es madre, su círculo social se ha reducido debido a que en ocasiones no puede salir porque no tiene quien cuide de su hija.
Por otro lado, se le han presentado varias oportunidades laborales pero debido al limitado tiempo disponible, por la responsabilidad de la crianza, ha tenido que desistir de ellas.
El cuidado de una niña de 3 años es un trabajo de tiempo completo. Para poder continuar con los estudios decidió inscribir a su hija en la guardería más cercana a su hogar. Así dispone de más tiempo para concentrarse en estudiar durante el día.
Sin embargo, Andrea, como todas las mamás, se queda inquieta porque quisiera estar segura de que su hija está bien cuidada.
La Universidad Central cuenta con una guardería para los hijos de los estudiantes. Andrea la utilizaba, pero su niña se cansó de la rutina de viajar en transporte público.
Los días de Andrea son complicados, pero afortunadamente su madre la ayuda cuando ella está realizando deberes o estudiando. También sus compañeros son un apoyo cuando Andrea no puede estar presente o por diversas situaciones debe llevar a su hija a clases con ella.
“Hay momentos en los que yo estoy haciendo deberes y mi niña se pone a llorar o necesita comida o ir al baño. En esos momentos dejo las cosas para atenderla. Todavía estoy tratando de manejar esta situación, ya que el estudio es importante, pero mi pequeña hija depende de mí”.
Andrea sabe que ser madre y estudiante es un proceso de cambio y aceptación. Para ella implicó dejar de lado otras actividades, para concentrarse en su hija y en sus estudios. Andrea a pesar de todas las complicaciones sabe que todo lo que hace es para conseguir un buen trabajo que brinde la estabilidad que requieren ella y su hija.
“Con el tiempo he sido más tolerante y empática conmigo misma. Sé que es un proceso difícil, pero no quiero frustrarme en el transcurso de ser madre y estudiar para lograr algo mejor”.
Damaris Guzmán
Damaris Guzmán tiene 21 años, actualmente estudia Comunicación Social en la Universidad Central del Ecuador. Ella tiene una hija de 4 años, esa edad es complicada ya que requiere muchos cuidados y atención. Damaris sabe que estudiar limita en gran medida el tiempo que puede pasar con su hija.
Asimismo, Damaris considera que el estudio es una de las cargas más pesadas. “Intento evitar sentirme culpable por no pasar tanto tiempo con mi bebé por estar estudiando”.
Muchas veces los horarios universitarios, los trabajos y los deberes son tan complejos que criar una niña requiere del apoyo de alguien más. En el caso de Damaris, ella cuenta con sus padres y una abuela. Este respaldo permite que Damaris pueda continuar sus estudios y concentrarse.
Aunque, la prioridad de Damaris es su hija. Pero trata de nunca descuidar sus clases, así que sigue aprendiendo a organizarse.
Además, Damaris señala que conseguir un trabajo siendo madre y estudiante es un proceso muy difícil. “Por lo general en los trabajos te piden que des un poquito más, que te quedes algunas horas extras. Pero muchas veces lo único que quieres como madre es que llegue la hora de salir para correr para ver a mi bebé”.
Otro tema de lo que poco se habla, según Damaris, es de los reglamentos universitarios y de profesores que a veces no entienden las dificultades de estudiar y ser madre. La hija de Damaris fue diagnosticada con asma, tuvo una crisis asmática y fue hospitalizada por 15 días.
Justo en ese período se canceló la prórroga para el pago de los aranceles de las materias que debía tomar y no pudo legalizar su matrícula.
“Envié pruebas de la situación en la que me encontraba, llamé y comuniqué todo, pero no me ayudaron”. Damaris, perdió el semestre, que sostiene ya tenía aprobado. Actualmente continúa estudiando, con el apoyo de su familia y de sus amigos.
María Belén Burga
María Belén Burga actualmente estudia para auxiliar de enfermería en el Centro de Capacitaciones Ecugeniu. Es madre de dos niñas, de 5 y 6 años. Además trabaja en el Instituto Ecuatoriano De Seguridad Social (IESS).
Todas las responsabilidades que implican ser madre, estudiar y trabajar representan un cansancio físico y emocional, pero lo hace para superarse y dar un ejemplo a sus hijas, quiere que sepan que el esforzarse trae frutos.
“Mis hijas son lo más importante, por eso me esfuerzo día a día estudiando y trabajando por su bienestar. Todo lo hago pensando en ellas”.
María Belén Burga empieza su día desde muy, muy temprano, ya sea para estudiar, por su trabajo o para cuidar de sus hijas. Se acuesta tarde en la noche tras revisar las tareas de sus niñas, después de terminar sus deberes o los pendientes del trabajo. Los días más cansados son los que tiene veladas o turnos en el hospital.
“En mi trabajo o donde yo estudio, sí comprenden que soy madre. Así que si me dan la oportunidad de acomodar mis horarios, para cuidar de mis niñas”, relata agradecida.
No importa lo cansada que esté, María Belén todos los días retira a sus hijas de la guardería, después de clases o del trabajo ya que es una oportunidad de pasar tiempo con ellas.
Cuando el cansancio es más fuerte o no tiene tiempo, ella cuenta con el apoyo de su madre y de sus hermanas que cuidan de sus hijas. El apoyo que recibe María Belén de parte de su familia es fundamental. A pesar de que su madre es una persona mayor, siempre cuida de sus nietas.
Finalmente, María Belén agradece siempre a su madre y hermanas por cuidar no solo de sus hijas sino también de ella. Sabe que todo el esfuerzo que realiza ahora, es solo para darles a sus niñas lo mejor.
Autora: Karen Vizcaíno