Según datos de la Secretaria de Gestión de Riesgos los habitantes presentaron problemas en su salud por contaminación de los ríos Coca y Napo tras la rotura de dos oleoductos y un poliducto, el 7 de abril de 2020.
Punto Noticias: La erosión regresiva en las márgenes del río Coca, que arrancó con la desaparición de la cascada San Rafael en febrero de 2020, ya afectó indirectamente a 25.108 personas de las provincias Napo, Orellana y Sucumbíos.
Las personas afectadas habitan en las riberas de los ríos Coca y Napo, afluentes contaminados por el derrame de 15.000 barriles de hidrocarburos, el pasado 7 de abril de 2020.
La catástrofe natural ocurrida en esa zona de la Amazonía deja un costo ambiental y humano, cuyos planes de remediación aún no concluyen.
El gerente general de Petroecuador, Ricardo Merino, el pasado 21 de septiembre de 2020, durante su comparecencia ante la Asamblea Nacional para responder sobre las acciones de remediación ambiental, señaló que la fase final de verificación de trabajos e inspecciones por reclamos de las comunidades tenía un avance del 97,3 %.
Sobre los impactos causados por el fenómeno de erosión regresiva del río, un informe del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias (SNGRE), actualizado al 15 de octubre de 2020, da cuenta de 188 personas afectadas directamente y 25.108 de manera indirecta, en las provincias de Orellana, Napo y Sucumbíos.
Según el reporte, los del primer grupo presentan problemas de salud debido a la contaminación ocasionada por la rotura de los ductos petroleros, mientras que en el segundo figuran moradores asentados en las riberas de los ríos Coca y Napo, quienes utilizan el agua para consumo, pesca y como medio de transporte.
Los problemas para las personas de esos sectores no solo tiene que ver con la calidad del agua, también hay problemas con la circulación vehicular en la vía Quito-Lago Agrio (más conocida como la E-45) por los constantes daños y peligros.
Según el informe, 218,3 metros viales fueron afectados por grietas y pérdida de la masa asfáltica por el avance de la erosión regresiva entre febrero y el 15 de octubre de 2020.
Sin embargo, el Ministerio de Transporte construyó variantes provisionales para no detener la circulación vehicular.
Petroecuador indicó que hasta ahora se han destinado $20 millones para remediación ambiental.
Los pagos, que han salido de la empresa pública y de OCP Ecuador, no incluyen acciones de reparación material para las comunidades y personas afectadas.
Las obras realizadas han sido para precautelar la infraestructura ante el avance de la erosión.
La estatal petrolera Petroecuador realizó las siguientes acciones:
- La construcción de tres variantes y un baipás de tuberías en el sector.
- La ejecución de una cuarta variante.
- La definición de una nueva ruta para la variante para el SOTE.
Mientras que OCP, de capital privado, invertirá alrededor $20 millones en 2021 y 2022 en la construcción cuatro variantes definitivas del oleoducto.
PARA SABER
- Tras la rotura de los tubos del SOTE, del OCP y del poliducto Quito-Shushufindi, el pasado 7 de abril, que provocó el derrame de unos 15.800 barriles de crudo sobre los ríos Coca y Napo, varias organizaciones indígenas de la Amazonía, presentaron una acción de protección y solicitaron medidas cautelares contra el Estado ecuatoriano..
- Después de seis meses de trabajo y paralizaciones eventuales que siguieron luego de la rotura de un tramo de tubería a causa del proceso erosivo del río Coca, el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) recuperó plenamente su operatividad en la zona de San Rafael, en la provincia de Napo. (C.D.A.)
FUENTE: Expreso