Un nuevo frente sindical nació en Argentina para resistir las políticas de hambre y precarización del gobierno de Mauricio Macri.
En una convocatoria que superó holgadamente las 200 mil personas, las dos Centrales de Trabajadores, junto a la Corriente Federal y algunos gremios de la Confederación General del Trabajo le dieron un mensaje claro a la sociedad argentina. “Si quieren encontrar a los ladrones vayan a la casa de gobierno”, decía el diputado Hugo Yasky, secretario general de la CTA.
El también dirigente sindical de Camioneros, Hugo Moyano, criticó que el gobierno estuviera “faltándole el respeto a los trabajadores”. Sergio Palazzo, líder de La Bancaria le pidió al presidente “que gobierne para todos los argentinos y no solamente para los de su clase”, al tiempo que otros oradores pedían que de no haber respuestas del gobierno, los sindicatos volvieran a reunirse pronto para converger en una huelga general.
La movilización no fue más multitudinaria porque varios sindicatos importantes no convocaron, lo que abre una disputa entre la dirigencia y las bases de sus gremios que ven peligrar sus ingresos y los puestos de trabajo.
La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular se movilizó junto a los sindicatos y denunciaron a Macri por darle la espalda a los pobres y “ejecutar las políticas de los grandes monopolios” y llamaron a solidarizarse con el paro de mujeres del 8 de marzo.
Tras un diciembre caliente donde el gobierno neoliberal de Mauricio Macri perdió un fuerte caudal de apoyo a sus políticas, ahora tras las vacaciones, febrero encuentra al movimiento obrero organizado unido y combativo de cara a la apertura de sesiones del Congreso, donde uno de los proyectos prioritarios del macrismo es la reforma laboral.