El 2021 cerró como uno de los años más violentos de la historia.
Max Campos, viceministro del Interior, habló sobre el crecimiento desbordado de la delincuencia e ineguridad en el país. Según cifras oficiales, el 2021 fue el año más violento que ha vivido el Ecuador en la última década. El año cerró con una tasa de 13,92 homicidios por cada 100 000 habitantes; sin embargo, en la provincia del Guayas, en la Zona 8 en lo que va del 2020, se reportaban, hasta el lunes 17 de enero del 2022, 43 asesinatos y ya se habla de que este año podría superar en índices de criminalidad al 2021.
Si bien a lo largo y ancho de todo el territorio ecuatoriano la delincuencia ha ido expandiendo su influencia, la provincia del Guayas presenta uno de los focos más conflictivos para las fuerzas del orden y el Gobierno Nacional.
La presencia de estructuras nacionales e internacionales de narcotráfico que luchan por obtener mayor influencia y los crímenes violentos derivados de estas actividades como el sicariato son algunos de los problemas que cada día van más en aumento.
Las muertes sobre todo han aumentado en Guayas, Manabí y Esmeraldas, territorios empleados como rutas para el tránsito de estupefacientes, según el viceministro en el 2021, más de 210 toneladas de droga fueron confiscadas y catalogó esta cifra como histórica, no obstante, el flujo de alcaloides y productos de contrabando como armas no ha dejado de sentirse en la Región.
Sobre la implicación y el trabajo del Estado en medio de esta crisis, el viceministro mencionó que se reforzarán los controles en la frontera, pero aclaró que muchas veces en estos sitios se permean por la falta de control.
“Estamos en una etapa postpandemia. Durante la emergencia en el mundo hubo toda clase de problemas y toda la estructura del Estado se volcó a la salud pública “, explicó.
Max Campos resaltó los logros que se han hecho durante la primera etapa “de mitigación”, en la cual se buscó recuperar el control y el orden en las cárceles del país, añadió que posteriormente vendrá la segunda etapa “la de estrategias”, para atender los factores de riesgo a corto plazo y apuntó que la meta es alcanzar la tercera etapa, denominada “Procesos de paz”, indicando que “La gente se ha deshumanizado. Hay que volver a humanizar y parte del proceso es la confianza en la institución policial”.
Sin embargo, este fue el punto de quiebre más importante en la justicia ecuatoriana, pues, durante el mes de diciembre, se dieron a conocer denuncias por parte de la Embajada de los Estados Unidos sobre policías y militares de alto rango que estarían inmersos en el narcotráfico y el crimen organizado. Al respecto el viceministro rescató que, si bien los servicios de inteligencia no denunciaron antes estos hechos, mencionando que “si no existió alerta es porque a lo mejor no hubo delito”, también añadió que Inteligencia siempre ha sido una de las instancias que ha trabajado muchísimo y ha dado excelentes resultados”, pero que no obstante esta institución estaría atravesando una complicada falta de recursos económicos, técnicos y humanos que se espera se resuelva en el transcurso de los siguientes meses.
Redacción: Ángel Cóndor