El primer genocidio del siglo XX ocurrió en África, cuando las fuerzas coloniales alemanas asesinaron a más de 70 mil personas de las tribus herero y nama. En aquellos tiempos se conocía a ese territorio como África del Sudoeste, hoy existe un país: Namibia.
El Estado alemán a finales de agosto entregó los restos de 27 personas que fueron víctimas de esos hechos sangrientos y que habían sido llevados a Europa para formar parte de Museos y colecciones privadas.
No hace mucho tiempo que Alemania reconoció haber ejecutado esta masacre y desde 2011 se han ido llevando diferentes contingentes de restos humanos de víctimas del genocidio namibio. Sin embargo, la nación europea se niega a pagar una indemnización a los descendientes de la masacrada población namaqua.
La ceremonia fue polémica ya que varios dirigentes de las culturas herero y nama no fueron invitados a esta tercera entrega de huesos. El gobierno namibio no realiza reclamaciones oficiales sobre el genocidio, como sí lo hacen los habitantes de ese territorio, que pretenden una disculpa pública, además de una indemnización.
Pese a todo, al presentarse en la ceremonia, se permitió que los disidentes hablaran por tres minutos, aunque con la prohibición de utilizar la palabra genocidio.
El territorio namibio estuvo bajo el yugo del imperio alemán entre 1890 y 1915 y los hechos de extrema violencia se vivieron a partir de 1904, cuando el gobierno militar de la colonia de Lothar von Trotha ordenó sofocar el levantamiento de los autóctonos. Von Trotha fue condecorado por el káiser Guillermo II por haber evitado la rebelión y durante el régimen nazi, se convirtió en héroe nacional.
Los restos de los herero y nama fueron utilizados para estudios pseudocientíficos, donde se buscaba descubrir en los huesos de los africanos, supuestas pistas que demostraran la superioridad de la raza blanca.