Ahed Tamimi cumplió 17 años el 1 de febrero en prisión, mientras se desarrolla el juicio por haber abofeteado a militares israelíes que ingresaron en su casa en Cisjordania. Otros miembros de la familia también están siendo enjuiciados por su persistente resistencia a la ocupación que lleva adelante el Estado de Israel del territorio palestino.
El despliegue mediático que acompaña el juicio de Tamimi no tiene parangón, comparado con el resto de miles de menores detenidos en las cárceles israelíes. Esto ha llevado a que el gobierno tome algunas medidas para evitar que se filtren imágenes del juzgado, al que la joven asiste con grilletes.
El juicio debe celebrarse sin testigos, según las autoridades militares israelíes para preservar la intimidad de la acusada.
La abogada defensora, Gabi Lasky, activista del movimiento pacifista Shalom Ajsav (Paz Ahora), ha criticado la hipocresía de la medida dictada por el juez militar. “La corte usa ahora el falso pretexto de proteger estos derechos para protegerse a sí misma de las críticas que genera este caso”, manifestó.
La abogada considera que al tratarse de una ocupación ilegal, la corte militar que lleva adelante el juicio no tiene ni jurisdicción, ni legitimidad para condenar a su defendida. Y criticó que a los palestinos se los juzgue bajo la justicia militar, mucho más dura y a los colonos israelíes, bajo la justicia civil, que solo impone multas a los asesinatos de palestinos.
“En ningún otro país los niños son sistemáticamente juzgados por tribunales militares de menores lo que, por definición, está lejos de proporcionar las garantías necesarias que aseguren el respeto a sus derechos”, argumentó Lasky.
Se calcula que en las cárceles israelíes se encuentran detenidos unos 350 palestinos y palestinas menores de edad. A Tamimi la espera, casi con seguridad, el 11 de marzo una condena de 10 años.