El Tribunal Supremo Electoral hondureño dio al presidente Juan Orlando Hernández como ganador de las elecciones del 26 de noviembre, pese a las denuncias de fraude que presentó, entre otros, la OEA y las masivas movilizaciones que rechazan el “resultado oficial”.
Hernández declaró el estado de sitio y reprimió con vehemencia las masivas marchas en diferentes ciudades del país, dejando al menos 34 muertos.
El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, advirtió que el responsable de la transmisión de datos en los cómputos generales, Theodore Dale Vukanovich no aportó ningún documento que desmientan la denuncia realizada por el equipo técnico de la OEA en Honduras, que informó de numerosas irregularidades.
Dale Vukanovich, viajó personalmente a los Estados Unidos para reunirse con Almagro y accedió a las conclusiones del informe sobre las elecciones en Honduras, con lo que podría haber respondido a las demandas internacionales.
La OEA, al igual que la Alianza de Oposición a la Dictadura, quienes aseguran haber ganado las elecciones con el candidato Salvador Nasralla, piden que se repitan las elecciones. Al respecto hay una controversia al interior de la fuerza, ya que Nasralla aboga por la repetición electoral y el expresidente depuesto con un golpe de estado, Manuel Zelaya, considera que el candidato debe tomar la posesión del cargo el 27 de enero, cuando está previsto que asuma el nuevo presidente.
Las marchas, incansables, continúan en la capital Tegucigalpa y otras ciudades.