Editorial de Radio Pichincha
Otro de los impresentables miembros del gabinete de Guillermo Lasso se fue impune. El último ministro de Energía y Minas, Fernando Santos Alvite, no será enjuiciado políticamente por la Asamblea Nacional, debido a que cinco miembros de la Comisión de Fiscalización abandonaron la sala al momento en que se solicitó que se califique este pedido de censura.
Entonces, el ministro que nos pidió que nos encomendemos a Dios para que llueva; el que nos dijo que “por un error humano” se está pagando energía con sobreprecio a Colombia y el que nos confesó que ni siquiera leyó las cláusulas del contrato que firmó para comprar electricidad a los países vecinos y así evitar cortes de energía, se marchó con el cinismo y la desfachatez que lo caracterizan.
Durante su comparecencia en la Legislatura demostró que es un buen amigo de Lasso y, al igual que él, su único afán fue culpar al Gobierno de la Revolución Ciudadana (que dejó el poder hace siete años) por la crisis eléctrica actual y, de paso, asegurar que la única solución para evitar los apagones es “privatizar” el sector.
De igual forma, no asumió los errores que cometió, y solo se limitó a dar algunas “recomendaciones” a la actual ministra, cuando fue él quien estuvo frente a esta Cartera de Estado, durante más de un año, y no hizo absolutamente nada para evitar que un país, con varias hidroeléctricas, se quede a oscuras.
Ahora, gracias a su legado, tendremos cortes de electricidad hasta que concluya el primer trimestre del 2024 y, no solo eso, sino que ya se anunció que los apagones se extenderán de dos a tres horas al día, afectando a miles de empresas, emprendimientos y negocios.
Con todo esto concluimos que la herencia que nos dejó Lasso es macabra, puesto que él, sus ministros y colaboradores se encargaron de destruir lo poco que quedaba de país y dejaron una nación sumida en una gran oscuridad, literalmente hablando.
Pero esto no es lo más grave, sino que Lasso y su gabinete se están marchando revestidos de impunidad, gracias a cálculos políticos de algunos asambleístas, partidos y organizaciones. PUNTO