Una historia muy lamentable de Greta Encalada que aún no encuentra el cadáver de su hermana que falleció por coronavirus, en Guayaquil.
Punto Noticias.- Esta investigación de Rusia Today, da cuenta de cómo en Guayaquil durante la etapa de mayor fallecimientos por la pandemia. Hubo un mal manejo de los cadáveres, de los cuales, unos fueron entregados cambiados, otros aún siguen extraviados.
La etapa de la emergencia sanitaria inició en el país regían con fuertes medidas de prohibición para atenuar el avance del brote del coronavirus. Greta Encalada recuerda a su hermana María Dolores Encalada, de 46 años, quien laboraba como guardia de seguridad en Guayaquil, en el sector de la Playita del Guasmo.
El viernes 20 de marzo, cuenta Greta, que su hermana esperó el relevo de su guardia, que llegó tres horas después de lo previsto, en ese momento ya estaba dentro del toque de queda, que prohibía la circulación en la ciudad. Un largo trayecto debió recorrer «mi hermana caminó desde la Playita del Guasmo hasta el Policentro (alrededor de 15 kilómetros), llega cansadísima, agotada, extenuada, porque estaba todo cerrado, ni siquiera había para comprar una botella de agua». Alguien la transportó unos 9 kilómetros, una parte del trayecto, el resto caminó hasta su casa.
María empezó a tener problemas de salud en casa de Greta, dos días después, a pesar de esa situación fue a su trabajo, allí se le bajó la presión arterial. Los días siguientes se complicó mucho más y enfermó con más gravedad, tenía vómito, diarrea y no paraba, se estaba deshidratando, cuenta su hermana, quien testimonia que ni en las farmacias, encontraban algún medicamento que ayude, hicieron hasta mientras «suero oral casero». Habían llamado al 911, nunca llegó ni una ambulancia, no obtuvieron auxilio de otras personas por el temor al coronavirus.
Ya el jueves 26 de marzo, recién a las 10:00 llegó el auxilio pedido tras insistentes llamadas, era una camioneta doble cabina sin ningún implemento de asistencia médica. La llevaron al Hospital General Universitario de Guayaquil, donde no pudieron ingresar, rápido fueron a la Maternidad Mariana de Jesús (Marianitas), donde acudieron en su ayuda dos médicas pero fue tarde, María había fallecido. En esta casa asistencial no había lugar y debieron regresar a casa con el cadáver, las médicas recomendaron a Greta «Pónganla en una sabanita, ya no la toquen, porque se pueden contagiar».
Otra fue la odisea para lograr la inhumación del cuerpo, con muchos problemas de trámites y encontrar una funeraria, lo que lograron fue que le aplicaran formol a la fallecida. «Son unos canallas, esa es la palabra, han abusado de nosotros», dice Greta, por servicios funerarios habrían llegaron a pedirle 2.800 dólares por un ataúd y no le garantizaban, un nicho, ni la cremación, debía hacer fila en un cementerio. El colapso del sistema funerario en la urbe era evidente.
El papeleo del deceso lo hicieron por su cuenta, dos días después, el sábado 28 de marzo, a las 14:30, llegó el personal de criminalística para hacer el levantamiento del cadáver. Estos funcionarios dijeron a Greta que los restos de su hermana los trasladarían a la morgue del Hospital General Guasmo Sur, ella tomó una fotografía del cuerpo de su hermana, dentro de la bolsa mortuoria, donde estaba el nombre y un código. Los funcionarios, que salieron con el cadáver, le recalcaron: «espere que la llamemos, como este es un caso probable de covid-19, posiblemente sea cremada o le darán sepultura, pero ya usted no se puede acercar al cuerpo». Esta fue la última vez que vio los restos de su hermana.
Un tiempo después Greta recibió una llamada que le informó que su hermana sería inhumada en el cementerio de Pascuales. Luego de unos días, ingreso a la página web habilitada por el Gobierno, para conocer donde está la sepultura de su hermana María, pero no obtuvo ninguna información de su hermana María.
Además del 911, un número telefónico, el 099 446 1851, que daba información por WhatsApp, donde escribió Greta, pero la respuesta devuelta fue: «Señora, lamentablemente, como su hermana no aparece en el sistema, es posible que esté en las morgues móviles que están en Criminalística».
Greta lamenta este trato, «Eso fue ya demasiado para mí. ¿Cómo es posible que nos digan una cosa y sale otra? ¿Por qué nos engañan? Uno creyendo en la casa que ya a mi hermana le han dado cristiana sepultura y la han tenido amontonada ahí con todos los cadáveres, es una farsa, han jugado con nuestra sensibilidad, con toda la familia».
Hasta ahora no aparece el cuerpo de María. Su hermana ha realizado los procesos que le han dicho las autoridades, hasta han tomado muestras de sangre de su madre para hacer la prueba de ADN para tratar ubicar al cuerpo.
La situación sanitaria de Guayaquil en esos días y durante abril, fue desastrosa, cientos de personas fallecieron en sus viviendas, en las calles, los que se sumaron a miles que murieron en los centros hospitalarios. Los que tuvieron suerte, dieron una sepultura a sus seres queridos, otros no.
El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) de Guayaquil, el pasado 10 de junio, publicó un informe sobre el extravío de cuerpos durante la crisis sanitaria, se refieren a 76 cadáveres que no se han localizado, 25 fallecieron en hospitales y 51 en sus hogares, que son los datos entregados por las familiares, advierte Billy Navarrete, director del Comité.
Estos datos de la CDH se quedan cortos, ya que en una audiencia judicial de acción de protección, solicitada por la Defensoría del Pueblo en este tema, a las autoridades del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses y el Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional han reconocido que tienen 216 cadáveres en contenedores, con identidad desconocida.
«Están siendo sometidos al proceso de identificación que, al menos, conocemos que tiene tres partes», dice Navarrete y explica que la primera es identificación visual (estatura, tatuaje, prótesis dental, algo característico del fallecido). La segunda es la huella dactilar y, por último, la prueba de ADN.
En esta semana, Freddy Herrera, coordinador de Medicina Legal, notificó que el pasado lunes se hizo la entrega de cadáveres, 17 ese día; 14 el martes, otros 12 el miércoles y 14 más el jueves.
Navarrete destaca que el extravío de los cuerpos fue porque «se rompió en los hospitales, específicamente en las morgues temporales, la cadena de custodia […] la pieza que nos debió asegurar la identificación de estos cadáveres».
Ya en el curso de la crisis sanitaria, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) estableció cuatro versiones de procedimientos para asegurar la identidad de los cadáveres que, evidentemente, no se cumplieron. Inicialmente, la recolección de los cuerpos estuvo a cargo de Medicina Legal, después cuando creció el número de fallecidos en casas y en las calles no se pudo ocultar, el presidente Lenín Moreno creó la Fuerza de Tarea Conjunta para la Coordinación de Levantamiento de Cadáveres, donde estuvo responsable Jorge Wated, la cual se deslindó de responsabilidades.
En abril, Moreno dispuso a Wated para que denuncie ante la Fiscalía por el «mal manejo de fallecidos en las morgues de los hospitales».
En la audiencia solicitada por la Defensoría del Pueblo, «los funcionarios de los hospitales le echaron la culpa a la seguridad privada que ellos contrataban, por haber permitido el acceso de civiles, que abrieran los contenedores, que hurgaran en los cuerpos y que ahí se produjo el extravió», contó Navarrete y señaló que con ello que «al final de cuentas, según el sistema de salud pública, la culpa es de los familiares, que entraron donde no debían entrar y que hicieron cosas que no debieron haber hecho».
Pero el director de la CDH insiste «Eso es realmente indignante, a propósito del cinismo de no reconocer que la responsabilidad de todo lo que ocurría al interior del complejo es del Gobierno y del Ministerio de Salud».
Por el momento, familiares de los fallecidos extraviados exhortan el cumplimiento de las disposiciones que dictó un juez sobre la acción de protección solicitada por la Defensoría del Pueblo, que incluyen:
- Que las instituciones involucradas, con apoyo del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, otorguen un informe para determinar la ubicación de los cuerpos no encontrados.
- Entrega de los cuerpos para su inhumación (que ya está en marcha, según Medicina Legal).
- Atención médica y psicológica a los familiares por un año.
- Disculpas públicas por parte de las instituciones involucradas.
- Que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y el Ministerio de Salud Pública capaciten a sus trabajadores sobre el protocolo y manipulación de cadáveres en tiempo de pandemia, para que no vuelva a ocurrir.
Los datos oficiales del Ministerio de Salud Pública, en la provincia de Guayas, incluido Guayaquil, donde fue la mayoría de decesos, han fallecido, hasta el jueves 16 de julio, 1.640 personas por coronavirus, en todo lo que va de pandemia.
Pero las cifras de fallecimientos del Registro Civil en los meses de esta crisis sanitaria son más alarmantes. Entre el 1 de marzo y el 30 de junio, fallecieron en Guayas 21.515 personas, según los decesos inscritos en el Registro Civil. Comparado con el mismo período de 2019, hubo 7.142 muertes; es decir, hubo un incremento de 14.373 fallecimientos durante la pandemia.
Se evidencia que no todos los fallecidos tuvieron esa «sepultura digna en camposanto» ofrecida por Moreno. También, que estos «errores» generados por mal manejo de los cuerpos, hay la duda de saber si verdaderamente el cuerpo del pariente inhumano está en el lugar que les informaron, o si les entregaron las cenizas correctas tras la cremación.
Ante esta situación, Greta es categórica: «Hay familiares que están pidiendo la exhumación, no están seguros de que sus familiares están enterrados».
Fuente: RT