Sería la primera ocasión que se presenta un recurso que pide una acción de protección en Ecuador que vincula el cambio climático con las actividades petroleras.
Punto Noticias.- Este miércoles 9 de diciembre, ancianos de una comunidad indígena en la Amazonía de Ecuador, entregaron una demanda sin precedentes contra una petrolera china, por daños que provocaron cambio climático dentro de su entorno de la reserva natural del Yasuní.
Es la primera ocasión donde se presenta un recurso para una acción de protección en el país que vincula directamente el cambio climático con las actividades petroleras.
Los afectados afirman que no es la única empresa responsable de provocar el cambio climático, dirigieron la demanda contra la firma china Petroriental, que explota el denominado bloque 14 del Yasuní, considerado territorio ancestral waorani.
“La Comunidad Miwaguno presentamos esta demanda en calidad de víctimas porque hemos visto alterado para siempre nuestro modo de vida. Nuestra subsistencia misma está amenazada como consecuencia del cambio climático”, reza la síntesis del escrito presentado hoy en un tribunal de Francisco de Orellana, provincia oriental con nombre del invasor español.
El punto de conflicto es la quema de gas asociado al petróleo a través de los denominados mecheros, que emiten a la atmósfera dióxido de carbono, el Gas de Efecto Invernadero (GEI) más importante, que menciona la demanda.
“Esta emisión ha alterado la concentración de GEI en la atmósfera, provocando un cambio climático a nivel global”, relata.
Esta demanda por cambio climático, es provocada por los mecheros de las explotaciones petroleras, explicó el abogado que representa a los demandantes, Pablo Fajardo.
Por eso la relevancia de quienes demandan sean los ancianos de la comunidad, que pueden dar fe como testigos de ese cambio, que se produjo en las últimas décadas por efecto de las explotaciones.
“Ellos pueden testificar cómo era la vida antes de los mecheros y como es la vida hoy. No es un tema de contaminación ambiental, es un cambio estructural en la vida y en la selva directamente”, dijo el jurista.
Los ‘pikenanis’ (ancianos waoranis) concurrieron a la Justicia ecuatoriana, para censurar la afectación al cambio climático debido a la quema del nocivo gas.
“Queremos que apaguen los mecheros porque están causando cambio climático, están afectando a nuestros territorios ancestrales”, dijo uno de los demandantes y líder de la comunidad de Miwaguno, Juan Enomgenga.
El anciano waorani denunció que del 100% de lo sembrado en las chacras (pequeñas fincas rurales), apenas cosechan el 50%, sumándose el agua contaminada, que en muchas ocasiones se ven obligados a hervir para poder beber.
“El viento lleva (el gas) hasta acá y contamina el agua que estamos tomando, porque acá no tenemos agua potable. El olor también está llevando a los animales muy lejos”, detalla la situación.
Según Juana Baihua, su compañera y jefa guerrera de la comunidad originaria, describe los efectos de la contaminación y el cambio climático provocados por ese candelero eterno encendido de las explotaciones: “Dolor de cabeza, cuerpo, estómago, tos, diarrea”.
“Hace enfermedad, daño al cuerpo, por eso estamos demandando. Algunos se sanan y algunos se mueren”, sintetiza la dirigente waorani.
Por ser una acción de protección, la autoridad judicial debe convocar una audiencia en el plazo de ocho días para analizar la cuestión en esta primera instancia, aunque los asesores legales no descartan recurrir, si fuera necesario, hasta la Corte Constitucional.
Los Waorani, son un pueblo guerrero, una de las 14 nacionalidades y 18 pueblos originarios reconocidos en Ecuador, no son más de 5.000 miembros y se reparten en un amplio territorio que abarca las provincias de Pastaza, Napo y Orellana.
El año pasado lograron en el campo judicial una “gran victoria, protegiendo más de 180.000 hectáreas” del desembarque de las compañías petroleras en sus tierras ancestrales.
Son una nación dedicada a la pesca, la caza, la recolección de frutos y plantas medicinales que hasta medio siglo atrás era completamente nómada y que solo con el “contacto” de misioneros evangelistas estadounidenses comenzó a asentarse en pequeñas comunidades clánicas.
Fuente: El Comercio