En estas páginas siempre hemos dicho que el Congreso que destituyó a Dilma Rousseff en Brasil era una vergüenza. Lo que no habíamos dimensionado, era el tamaño de la vergüenza.
La Fiscalía pidió que se condene al expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, a 386 años de prisión por delitos de corrupción. Cunha, que ya está detenido desde octubre del 2016, fue quien orquestó el impeachment contra la presidenta Rousseff.
La Fiscalía de Brasil pidió 386 años de prisión por corrupción para el encarcelado ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha. Fue quien fomentó la remoción de la ex presidenta Dilma Rousseff.
Cunha, actualmente cumple condena por encabezar un “esquema delictivo” que estafó a la entidad financiera estatal la Caixa. Su condena fue de 15 años y 4 meses de cárcel.
Los nuevos cargos en su contra incluyen corrupción, lavado de dinero y prevaricato. Para que no sospechen que se trata de un caso aislado, los fiscales también pidieron 78 años de prisión para el anterior presidente de la Cámara de Diputados Henrique Eduardo Alves (2013-2015) y otros tres ex funcionarios.
El Partido de los Trabajadores acusó a Cunha de alentar el impeachment para vengarse del apoyo que había dado el partido a que la Cámara Investigadora avanzara en las denuncias de corrupción en su contra.
Tanto Cunha, como Michel Temer forman parte del Partido del Movimiento Democrático (PMDB), con el que el PT se alió para poder vencer en las últimas elecciones que ganó Dilma Rousseff.