Transcurrieron cien días desde que el joven Emmanuel Macron se convirtió en el presidente de los franceses imponiéndose en la segunda vuelta a Marine Le Pen.
Los escándalos que rodearon a varios de sus ministros que debieron dimitir fueron mermando su imagen y, ni hablar, sus primeras medidas de gobierno, que fueron hundiendo su índice de popularidad.
Una encuesta realizada por el diario de derecha Le Figaro revela que apenas el 36 % de los franceses se sienten contentos con la gestión Macron luego de poco más de tres meses ocupando el palacio del Elíseo.
François Hollande, su antecesor, del que Macron fuera ministro de Economía, se fue del gobierno con los índices de popularidad más bajos de la historia francesa. Sin embargo, a los 100 días de su mandato tenía mejor imagen que la que muestra actualmente, el exbanquero de la Banca Rothschild.
Lo extraño de esta desaprobación es que llega en plenas vacaciones estivales, cuando las medidas de gobierno se ralentizan y la gente se desentiende de la actualidad. En julio, cuando comenzaron las vacaciones, Macron perdió un 10 % de apoyo a su gestión, cifra que siguió descendiendo durante agosto.
Las políticas impopulares y la manera artificiosa de comunicar se convirtieron en una mala estrategia para el presidente galo, que deberá elegir entre profundizar su intención reformista que atenta contra el estado de bienestar francés o mantener un programa más gradualista y respetuoso de la impronta histórica de la forma de vida del país.