A partir de hoy Vladimir Putin comienza su cuarto mandato presidencial en Rusia, que lo llevará a gobernar el país euroasiático hasta el 2024. 18 años en el poder lleva el ex KGB, ya sea como presidente o jefe de gobierno.
En las elecciones de marzo, Putin obtuvo el 76,7 % de los votos emitidos, lo que muestra un crecimiento exponencial del apoyo a sus políticas, pese a las fuertes críticas que sufre desde los medios extranjeros, tanto europeos como estadounidenses.
Organizaciones de la sociedad civil aseguran que hubo irregularidades electorales y lo único demostrable es que opositores fueron detenidos al realizar manifestaciones ilegales en la víspera de elecciones, algo que también había ocurrido en 2012.
Tras ser reelecto Putin se mostró dispuesto a reducir los gastos militares y aseguró no querer meter a Rusia en una peligrosa carrera armamentística. Lo que no impide que realice habitualmente ejercicios militares y ensayos misilísticos.
La crisis de 2014 sufrida en Ucrania y que concluyó con la anexión de Crimea fortaleció la imagen de líder expeditivo, aunque también conllevó fuertes sanciones económicas que afectan la vida cotidiana de todos los rusos.
En la política exterior es el país más involucrado en la pacificación de Siria, accionando gestiones diplomáticas en varios países y acercando posiciones con Turquía, Irán y organismos internacionales. SU participación militar en territorio sirio fue determinante para doblegar al Estado Islámico que perdió el control de varias ciudades y se encuentra en franco retroceso.
Las acusaciones de envenenamiento del exagente ruso Serguéi Skripal y de haber influido en las elecciones estadounidenses en favor de Donald Trump forman parte del runrún permanente de los medios occidentales, pero las pruebas siguen siendo una entelequia.