En distintos barrios, los vecinos se organizan para cubrir los huecos por iniciativa propia.
Punto Noticias.- En todo la ciudad de Quito, varios baches acechan a los conductores que, si logran visualizarlos con tiempo, lograrán esquivarlos. Caso contrario, hundirán las llantas de sus autos, a veces causando daños graves a la carrocería e, incluso, al propio conductor y sus pasajeros.
Esta problemática, que se intensificó en las alcaldías de Jorge Yunda y Santiago Guarderas, aún no está resuelta. La alcaldía de Guarderas ofreció realizar mejoras en la infraestructura vial de la urbe. Para este año, Jorge Merlo, gerente de la Empresa de Obras Públicas de Quito, manifestó que se invertirá cerca de USD 100 millones para el mantenimiento vial.
Sin embargo, reparar los 8.900 kilómetros de vías que posee la ciudad parece una misión imposible: el tiempo que le quedan a la administración es corto. Además, el dinero no sería suficiente. Según el colectivo Constructores Positivos, Quito necesitará entre USD 1.500 y USD 2.000 millones para mejorar el sistema vial.
Gastos personales
Los daños mecánicos varían por los baches. Generalmente, a los carros se les afectan los frenos, la suspensión, el amortiguador o las llantas. Según Byron Caiza, que utiliza a diario su auto Aveo, del año 2016, para realizar sus labores, cuando se le daña la llanta por los baches, gasta cerca de USD 7 en la reparación de cada una, si no están ponchadas y si el aro no se deterioró. Para cambiar los amortiguadores o la suspensión, el valor bordea los USD 70 y USD 120.
Estos gastos han obligado a varios ciudadanos a tomar iniciativas particulares. Por ejemplo, los vecinos del barrio La Tola, a través de autogestión, han cubierto los huecos con piedras y palos o cintas para advertir el bache del lugar. En la calle Rocafuerte, en el barrio de San Roque, los vecinos llenaron de piedras partes de un hueco horizontal que cruzaba toda la calzada, para que los autos no se dañen cuando pasen por ahí.
Lluvias frecuentes
El colapso de las calles de Quito, parecen no tener fin. Las fuertes lluvias que caen casi a diario en la capital, hace que el agua se acumule y el asfalto se deteriore paulatinamente. Además, las alcantarillas y sumideros tapados, más los vehículos pesados y el cambio drástico de temperatura son causas añadidas que originan daños y fracturas en la capa asfáltica.
La mayoría de vías de la ciudad están cubiertos con pavimento flexible, rígido u hormigón. Sin embargo, el primer material es más frágil frente a las alteraciones climáticas y es el que menos dura. Los otros tienen un poco más de resistencia, pero también tienden a partirse en condiciones adversas y por falta de mantenimiento.