Con un despliegue policial imponente, el gobierno brasileño protegió a los jueces del Tribunal Regional de Porto Alegre que no solo refrendaron la infamia de considerar a Lula Da Silva culpable de corrupción pasiva y lavado de dinero, sino que tuvieron el descaro de prolongar su condena de los nueve años y medio, a doce.
“Hay prueba, encima de lo razonable, de que Lula fue uno de los articuladores, si no el principal, de la trama de corrupción” que funcionó en el país en torno a la petrolera estatal Petrobras, dijo Joao Pedro Gebran Neto, el juez instructor de la causa. Olvidando, eso sí, todos los estándares internacionales que se deben cumplir para condenar a una persona.
Los jueces Leandro Paulsen y Victor Luiz dos Santos coincidieron con Gebran Neto y ratificaron la sentencia contra el expresidente.
Miles de partidarios de Lula lo acompañaron a Porto Alegre y se teme el tipo de represalias que puedan sufrir una vez que la sentencia sea ofrecida en formato integral.
La defensa del expresidente considera que se juzga a Lula sin pruebas y pidieron la nulidad de la condena y de la causa, “lo que se tiene es un proceso nulo que generó una sentencia nula y un proceso en el que no fue hecha la prueba de la culpa, pero sí la prueba de inocencia, que pido que sea reconocida”, manifestó Cristiano Zanin Martins, abogado defensor, quien además denunció que lo único que tiene la acusación es una declaración de un delincuente preso, que no aportó ninguna prueba que certifique sus dichos.