Hoy se realizó un plantón en los exteriores de la Fiscalía en Quito por los 10 años de la desaparición de Álvaro Nazareno del Hospital Eugenio Espejo
Punto Noticias. Del polvo sobre unas hojas en blanco aparecen los rostros de Álvaro Nazareno, José Francisco Salazar, Angie Carrillo, Geovanna Pérez y Carolina Garzón. Todos, desaparecidos. Sus familiares y amigos reclaman que el Estado no ha hecho nada por encontrarlos.
Gabriel Melo, artista independiente, fue el encargado de realizar la instalación de la obra «Huella», en honor a las personas desaparecidas.
El 14 de marzo de 2011, Álvaro Nazareno desapareció de la sala de Emergencias del Hospital Eugenio Espejo, en Quito. Maribel Angulo, su madre, lo dejó sentado en una silla con un suero porque no había camas disponibles en ese momento.
Luego de tomarle una muestra de sangre, la enfermera le envía a Maribel al laboratorio a dejar la muestra. No tardó más de 15 minutos y, cuando regresó, no volvió a ver a su hijo.
Este lunes 15 de marzo, la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (ASFADEC) realizó un plantó en los exteriores de la Fiscalía General del Estado (FGE) al cumplirse 10 años de la desaparición de Álvaro Nazareno, sin tener ninguna respuesta ni indicio en su caso.
“Le exigimos todo a la Fiscalía. Son 10 años que está desaparecido y la Fiscalía no ha logrado encontrarlo porque no existe personal calificado para desapariciones”, reclamó Maribel Angulo, esta mañana. Cargaba la foto de su hijo, como lo ha hecho durante este decenio.
“Me dicen que no hay indicios de su desaparición y en mi casa aún hay una silla vacía y una cama vacía. Son 10 años y no son capaces de decirme que pasó con Álvaro dentro del hospital”, dijo Maribel, con rabia e indignación, por la falta de acción del Estado.
“Le exigió al Estado que encuentren a mi hijo. Por eso estoy aquí y seguiré en las calles, así me llamen loca”, exclamó la madre de Álvaro.
La calle. Fue y será el escenario para exigir al Estado respuesta, no solo por el caso de Álvaro. “Si nos llaman locos por estar en las calles, locos de justicia, locos de verdad. ¿Dónde está mi hijo Álvaro? Debo esperar 10 años más o esperar a morirme para saber algo de mi hijo. Si por eso nos llaman locos, pues sí, somos locos”, exclamó.