El trágico alud provocado por el deslave de una parte de la colina Sugar Loaf, en Sierra Leona, costó la vida de más de 500 personas y genera una situación de estado de emergencia, que todavía no fue declarado por el gobierno.
Han pasado quince días desde que se produjo la marea de lodo y desechos y siguen habiendo 600 personas desaparecidas, que se teme hayan quedado sepultadas en el barrio de Regent. Los damnificados son millares, con pocas precisiones ya que el gobierno está desbordado.
Incluso las autoridades tuvieron que utilizar una fosa colectiva para sepultar los cadáveres, ya que la magnitud de la tragedia es mayor a la capacidad de respuesta del Ejecutivo. Las necesidades más urgentes pasan por los alimentos, medicinas y enseres domésticos para los damnificados.
La actualidad sierraleonesa es compleja y a esta tragedia se suma el atentado sufrido ayer contra la sede del partido opositor Alianza Democrática, donde se lanzó una bomba incendiaria. Mohamed Mansaray, presidente del partido, lamentó el atentado terrorista, aseguró que tiene motivaciones políticos, pero evitó señalar a posibles sospechosos.
Desde el oficialismo pretenden decretar el estado de excepción, con la venia del Congreso, lo que podría incluir que se pospongan las elecciones previstas para el primer semestre de 2018.
Sierra Leona es un país convulsionado que ha tenido enormes dificultades para mantener cierta estabilidad. La guerra civil recién concluyó en el año 2002.