Mientras el Pentágono y el resto de potencias aliadas celebran el ataque contra Siria y lo consideran exitoso, la cancillería siria condenó el ataque y denunció que se vulneraron las leyes internacionales.
En una rueda de prensa realizada en la noche de ayer, los Estados Unidos confirmaron el ataque conjunto con Francia y Reino Unido con el que se atacó con más de un centenar de misiles, tres supuestos objetivos relacionados con el desarrollo de armas químicas.
Kenneth McKenzie, director del Estado Mayor Conjunto, manifestó que la agresión estuvo dirigida contra lugares clave de armamento químico de ese país, pese a que la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) certificó su pasada destrucción y el gobierno sirio niega haber reconstruido.
Se repiten las denuncias de uso de armas químicas sin presentación de pruebas, como ocurriera hace escasas semanas contra el gobierno ruso por el asesinato del exespía Serguéi Skiplar y su hija. Dana White, vocera del Pentágono, dijo que las pruebas existen, pero que no pueden hacerlas públicas ya que se trata de información clasificada.
Los ataques fueron realizados desde el mar Rojo y desde el Golfo Pérsico donde están las naves estadounidenses con misiles de largo alcance, aunque también se realizaron bombardeos con cazas y jets a propulsión.
La Cancillería siria condenó la agresión sufrida por su país y la calificó de violatoria de los principios de la Carta de Naciones Unidas, poniendo de manifiesto el poco respeto que demuestran las potencias occidentales a la legitimidad internacional.
Para los diplomáticos sirios, el ataque muestra el fracaso del plan de desestabilización de estas mismas potencias que no pudieron derrocar al gobierno, pese al despliegue de fuerzas terroristas en el interior de la nación árabe.
En Damasco miles de personas salieron a las calles a repudiar este ataque y a exigirle a la comunidad internacional que no los abandone y no permita que las potencias vuelvan a sumir al país en el horror de la guerra.