Este fin de semana se dieron a conocer dos encuestas que perfilan el rechazo a las políticas de ajuste neoliberal y de favoritismo a las grandes empresas multinacionales en Brasil y Argentina. Lula Da Silva se consolida como favorito para las elecciones presidenciales de octubre y a Mauricio Macri se le derrumba la imagen positiva.
El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en una nueva encuesta de Datafolha continúa liderando la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de octubre. Pese a lanzar su candidatura desde la prisión, en la que aguarda la confirmación de su sentencia a 12 años de encierro por la supuesta aceptación de un departamento a cambio de favores políticos, el líder del Partido de los Trabajadores aseguró que no cederá al chantaje y mantendrá su candidatura.
Además, el sábado en su lanzamiento oficial como candidato presidencial se leyó el “Manifiesto al pueblo brasileño” y una canción de campaña en la que asegura que Brasil vuelve a ser feliz.
La encuesta de Datafolha le otorga 30 puntos de intención de voto, 17 al diputado extremista Jair Bolsonaro y 10 puntos para la exsenadora Marina Silva.
Si la imagen de quien gobierna Brasil tras un golpe de estado parlamentario contra Dilma Rousseff para llevar adelante un plan de recortes sin precedentes en el país sudamericano continúa descendiendo, en la vecina Argentina, le sucede algo parecido al presidente Macri.
El 75 % de los encuestados por el Centro de Estudios de Opinión pública consideran que la situación económica es mala y se oponen al acuerdo alcanzado con el FMI por un préstamo stand-by de 50 mil millones de dólares.
A su vez, uno de cada tres argentinos considera innecesario el aumento sideral de los servicios básicos que emprendió el gobierno. Gasolina, gas, electricidad y agua han tenido aumentos de hasta 1500 %, acelerando el cierre de comercios, fábricas y clubes deportivos y sociales.