Aunque el ocupante del sillón presidencial de Brasil Michel Temer insista en hablar de reforma del gabinete ministerial, lo cierto es que algunos ministros quieren despegarse del corrupto y despreciado por el pueblo brasileño. Lo que también es cierto es que Temer debió ceder muchísimo para obtener el favor de los diputados de otros partidos para que votaran en favor de su inmunidad o impunidad. A varios de estos diputados tiene que pagarles con ministerios. Claro que esto no puede contarlo en cadena nacional sin ponerse colorado de vergüenza.
Romero Jucá, titular del bloque oficialista en el Congreso fue quien comunicó esta “reforma” con cambios en el 60 % de los ministerios. El PSDB, el partido más grande de Brasil, no quiere seguir sosteniendo a Temer y secuaces del PMDB y el lunes renunció Bruno Araújo, quien oficiaba de ministro de Ciudades.
Le queda menos de un año de gobierno y el presidente llama a propios y extraño a rebato y a aprovechar los últimos meses para consumar las reformas regresivas en los derechos conquistados por el pueblo brasileño durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores donde militaban Lula Da Silva y Dilma Rousseff.
El PSDB vive un momento de enorme desconcierto, con una fracción buscando despegarse del presidente con menor aprobación de la historia brasileña y otra que busca seguir aprovechando las mieles del poder que supieron conquistar complotando para la destitución de Dilma Rousseff.
El ministro de Relaciones Exteriores Aloysio Nunes Ferreira y el titular de la Secretaría de Gobierno Antonio Imbassahy son miembros del PSDB, pero insisten en continuar en funciones ministeriales, de cara a una agenda en la que pueden seguir imponiendo sus criterios y fortalecer su posición frente a reuniones globales que se acercan en las próximas semanas, como la reunión de la Organización Mundial del Comercio, del Mercosur o del G20.