Si para Donald Trump, el presidente que más armas le venden a Arabia Saudí, no son un impedimento para los negocios los 57 mil yemeníes asesinados, mucho menos lo iba a ser el descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi.
Por ello, en el día de ayer, la presidencia estadounidense emitió un comunicado en el aseguran que seguirán “junto a Arabia Saudí” y declarando el apoyo a la monarquía de ese país y minimizando la desaparición del periodista en la embajada saudí de Estambul, Turquía.
“Puede que nunca sepamos todos los detalles del asesinato de Jamal Khashoggi. En cualquier caso, nuestra relación es con Arabia Saudí. Arabia Saudí ha sido un gran aliado en nuestra importante lucha contra Irán y Estados Unidos tiene la intención de seguir siendo un socio firme de Arabia Saudí”, decía el comunicado que firma Donald Trump.
Pese a que la CIA advirtió que miembros de la monarquía están detrás del asesinato de Khashoggi, para Trump sigue siendo información no definitiva y responsabilizó a Irán por las muertes en Yemen. “Arabia Saudí se retiraría con gusto de Yemen si los iraníes acordasen salir del país”, manifestó cínicamente, al tiempo que prometía el envío de ayuda humanitaria si eso ocurriese.
Pero la complicidad del líder norteamericano tiene precio y son, en este momento, los 450 mil millones de dólares que los árabes prevén gastar en los Estados Unidos, permitiendo la creación de miles de empleos.
Desde Irán respondieron la prepotencia del mandatario con ironía, el ministro de Exteriores persa dijo “el presidente Trump dedica de forma grotesca el PRIMER párrafo de su vergonzosa declaración sobre las atrocidades saudíes para acusar de IRÁN de todas las infracciones que se le ocurren ¿Quizá también somos responsables de los incendios en California porque no ayudamos en limpiar los bosques?”.