Durante el domingo, miles de tunecinos salieron a las calles de la capital del país para recordar el séptimo aniversario del movimiento popular que hizo renunciar al dictador Ben Ali. Aquella “primavera árabe” fue recordaba luego de una semana de protestas, detenciones y un ambiente de malestar creciente en la población.
La subida de los precios y el aumento de los impuestos han generado revueltas en varias ciudades del país, con centenares de detenciones, e incluso un muerto por represión en una localidad cercana a la capital que derivó en fuertes disturbios.
En la celebración por el aniversario se desplegaron fotos de los hechos ocurridos en 2011, los muertos de la revuelta que se quejaban por motivos muy parecidos a los actuales: la pobreza y la falta de democracia.
Uno de los actos fue el que convocó la Unión de Sindicatos, donde el dirigente Nourredin Taboubi pronunció un discurso encendido criticando al gobierno por la falta de cumplimiento de sus promesas electorales de creación de empleo y mejora de la calidad de vida de la población.
La revolución de 2011 hizo renunciar al dictador Ben Ali, pero además se generó un proceso de reforma de la institucionalidad que permitió nuevos espacios de participación. La situación económica, sin embargo, no logró mejorarse significativamente y el país se encuentra endeudado y con un desempleo muy alto, más del 15 %.
El sábado, el ministro de Asuntos Sociales, Mohamed Trabelsi, anunció un paquete de ayudas económicas que buscan mitigar el rechazo generado por la suba de los impuestos y el alto costo de la vida. Entre las medidas se cuenta con tratamiento médico gratuito para los desempleados y la introducción de un salario mínimo para als familias más desfavorecidas.
En 2015, el Cuarteto de Diálogo Nacional tunecino surgido de las revueltas para impulsar la paz y la democracia obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su “contribución decisiva a la construcción de una democracia plural en Túnez”.