Editorial de Radio Pichincha
Alejado de la realidad, ausente de la dinámica social, el Gobierno miró de lejos las marchas por la conmemoración del Día de los Trabajadores. Y no era para menos. No los representa, tampoco los comprende y menos aún tiene empatía alguna con ellos y ellas.
¿Verdad de Perogrullo? Sí, nada más que eso. Pero a su pesar, también fue un síntoma muy sentido de que ya no está en la mirada de los obreros, que ya no cuenta en su agenda laboral y por lo mismo, a pesar de su ausencia, el país vive una anomia crónica. Es decir, una ausencia de política que, al menos, ponga en discusión algo para encontrar una salida.
Claro, este Primero de Mayo ocurre casi en la antesala de un juicio político, que no solo castiga y procesa actos de corrupción, sino, como se vio ayer, a todos aquellos que con don Guillermo han forjado este momento bastante doloroso y precario. Las imágenes de los asambleístas traidores a la voluntad popular que los puso en esas curules y vendidos al régimen, además de otros procaces que deben tener menos sangre en la cara que un piojo, son la evidencia de ese momento crítico. Ojalá esos asambleístas entiendan que su interés personal los entierra y los condena.
Y las marchas llegaron tras un fin de semana, de nuevo, sangriento, tenebroso. Justo en el fin de semana inmediato posterior del nombramiento de los exgenerales, de esos dos personajes que avivan solo así mismo teorías y estrategias de guerra, como si se tratara de un juego de soldaditos en un tablero. Más de una veintena de personas asesinadas violentamente en la última semana de abril no solo que sorprende y alarma, sino que explica por qué ningún cambio dará resultado sino se tiene la predisposición y la capacidad de actuar para defender a la ciudadanía y no solo a una imagen presidencial que trata de lavarse para llegar al juicio político con más bríos y más soberbia.
¿Tendremos que seguir contando muertos? ¿Qué le dice el Gobierno a las familias de tanto asesinado? ¿Que todos ellos tenían antecedentes penales y por tanto se merecen la pena de muerte? ¿Dónde queda el principio fundamental de un Estado que es preservar la vida de sus ciudadanos, incluidos aquellos que, por cualquier circunstancia, a veces por necesidad, han caído en las redes de la delincuencia?
Y, finalmente, ¿qué les puede decir don Guillermo a los trabajadores y trabajadoras? ¿Acaso no nos olvidamos aquella vez que salió con los dirigentes del MPD, del llamado Frente Popular a celebrar el Primero de Mayo, gritando incluso “Hasta la victoria siempre”? Tuvo la osadía de unirse a quienes ahora se dicen su oposición radical y hacer el sainete de declararse por poco comunista y bolchevique. Claro, él los uso, pero ellos, sin vergüenza alguna, lo tuvieron de su lado para la foto y quién sabe para qué otros favores más. Pero más allá de esa macabra anécdota, ¿hay algún mensaje de esperanza para aquellos que han perdido sus empleos y no ven otras opciones que no sean la emigración forzada o, lamentablemente, la delincuencia, sobre todo en los jóvenes? No, no hubo nada, más que un tuit escueto y hasta soso donde repite como si usara Inteligencia Artificial la misma frase cansona: “Trabajamos por nuestras familias, por nuestra nación”. Trabajará para las familias de LOS ACCIONISTAS EN SU BANCO, porque para las familias pobres no hay nada que podamos valorar. PUNTO