Editorial de Radio Pichincha
La política internacional se ha concentrado en los lugares comunes y no en las necesidades de fondo del planeta. Y eso pasa porque hasta ahora la hegemonía estadounidense y la sumisión de algunos gobiernos impiden llegar a un acuerdo global para atender, por ejemplo, asuntos que van más allá de agenda imperial.
Y cuando hablamos de lugares comunes nos referimos al manoseo de la palabra paz, de su concepto y de su perversa utilización para fines mercantiles y, paradójicamente, guerrerista. Lo mismo con la unidad y la solidaridad.
Son los mismos lugares comunes que evitan mencionar el daño que hace el bloqueo y los embargos a países que no se alinean con la política estadounidense. ¿Bastaría pensar qué pasaría con gobiernos violadores de derechos humanos, pero que pactan con EE. UU.? ¿Acaso en esos países árabes que violan todos los derechos de las mujeres hay bloqueo o embargo? NO, hay un doble estándar.
Si ya es un ritual llegar a New York, hablar ante un foro vacío y jamás provocar un debate mundial, lo que hoy toca no es precisamente aplaudir, sino exigir acciones concretas en los espacios regionales, como América del Sur o América Latina en general.
Si don Guillermo anda de paseo por allá, porque acá no tiene nada qué hacer, es evidente que no le importa un grave problema que afecta a nuestra región: la migración forzada, el éxodo masivo y la ausencia de colaboración entre gobiernos para atender este tema con políticas reales y plausibles.
Pero bueno… qué podemos esperar de don Guillermo…
Ahora bien, si la burocracia de la ONU nos ha colocado en esa dimensión, ahora nos toca insistir en la discusión interna, regional y sobre todo cuando se avecina el fenómeno del Niño y no hay una integración para sumar esfuerzos y no solo gastar plata. PUNTO