El 5 de noviembre de 2005 se esperaba que el Acuerdo de Libre Comercio que se había creado en Miami en 1994 iba a ser ratificado por los líderes de América Latina durante la IV Cumbre de las Américas que se realizó en Mar del Plata. Para sorpresa del presidente estadounidense George Walker Bush, su opositor más acérrimo el venezolano Hugo Chávez consiguió la complicidad de otros líderes para frenar este acuerdo contrario a los intereses soberanos de los países de la región.
El ALCA, el Área de Libre Comercio de las Américas no logró aprobarse por la tenaz actuación del presidente argentino Néstor Kirchner, quien en su calidad de anfitrión manejaba el uso de la palabra de los dirigentes, desgastó a Bush con largas intervenciones que mermaron su capacidad de disuasión del resto de naciones.
“Teníamos que parar el ALCA y enterrarlo en Mar del Plata. Hay un momento en que Néstor me dice ‘vamos a derrotar a esta gente por cansancio. Cuando necesite que tu hables y hables para cansarlo te doy la palabra’. Y lo fuimos cansando (a Bush)”, contaba Chávez en televisión sobre la Cumbre que tuvo también su contra cumbre en un estadio de fútbol en el que miles de personas resistían junto a los mandatarios a los planes de libre comercio en la región.
En la contra cumbre estaban el líder sindical Evo Morales, junto a otros líderes políticos regionales que apoyaban la confabulación de Chávez, Kirchner, Lula y Fidel Castro para que los planes económicos de los Estados Unidos no volvieran a colonizar nuestro continente.
Han pasado doce años de esta gesta y los planes de expansión de los negocios del norte siguen arremetiendo en nuestros países. ¿Quiénes nos convocarán para resistir?