Editorial de Radio Pichincha
En su discurso de posesión, junto al general Paco Moncayo, se preció de tener la fórmula mágica para acabar con la delincuencia, para devolverle al país la paz y la tranquilidad. Incluso, amenazó, miró a la cámara y en un acto de virilidad plena no dejó de imponer un sentido militar de la política.
Hoy no da la cara. Hoy calla. Hoy no tiene respuestas y menos explicaciones.
El general Wagner Bravo fue contratado para trabajar y ofrecer resultados, en otras palabras: recibe sueldo del erario nacional, que pagamos todos y debe rendir cuentas de ello. Caso contrario debe irse a su casa, con su pensión de general que le alcanza para todo y con las comodidades que tienen aquellos que dicen dar hasta la última gota de sangre por la Patria, pero ni siquiera ha sudado una gota de angustia por lo que vive Ecuador.
Tal cual don Guillermo, se llenó la boca y las acciones dicen todo. Es decir, NADA.
Las responsabilidades de un ministro de Estado no son solamente asistir a los desfiles y recibir honores de los uniformados. Ya tuvo toda una vida de militar para ello. Ahora eso no cuenta, pero parece que hay ciertos generales que quieren honores y venias toda la vida. Para eso andan buscando trabajitos cuando se retiran de las Fuerzas Armadas. Por el solo hecho de jubilarse como generales creen que ya tienen la capacidad de dirigir empresas públicas, equipos de fútbol o un ministerio. Hay excepciones, por supuesto, pero por lo visto son contadas con los dedos de una mano.
Todos nos preguntamos, después de estas reflexiones: ¿Alguien sabe de la vida de Wagner Bravo? ¿Ha dado señales de trabajar y tener un plan de acción y reacción al nivel de inseguridad crónico de estos últimos días y desde que asumió el cargo?
Si no presenta la renuncia ya sería un descaro monumental. Así como un delantero es contratado para hacer goles y no hace ni uno solo en tres o cuatro partidos, lo despachan de inmediato, así debería irse el general Bravo. Claro, si se va él y viene otro no pasa nada, porque el problema ya es de otra naturaleza y tiene que ver con don Guillermo.
Ahhh, pero para hacer acuerdos con los militares gringos y viajar y rendirles pleitesía a los marines son número uno.
Qué triste país con generales así. PUNTO