“Cuando se pide a uno o dos (de nuestros) diplomáticos que quiten tal o cual país, susurrándonos excusas al oído, sabemos con seguridad que es el resultado de presiones colosales, de un chantaje colosal que constituye, por desgracia, la principal arma de Washington en el escenario internacional”, manifestó este martes Serguéi Lavrov, el ministro ruso de Asuntos Exteriores.
Ya son más de veinte los países que han expulsado diplomáticos de sus naciones, se trata de 16 países de la Unión Europea y Estados Unidos, Canadá, Albania, Macedonia, Australia, Ucrania y Noruega, quienes expulsarán un centenar de funcionarios rusos, alegrando la relación entre Rusia y el envenenamiento del exespía Serguéi Skripal y de su hija.
“Quedan en el mundo de hoy, en la Europa de hoy, muy pocas naciones independientes”, agregó Lavrov desde Taskent, capital de Tayikistán, donde realizó una conferencia de prensa.
El diplomático recordó una encuesta del diario alemán Die Welt que mostraba que la población alemana se oponía en un 80 % a seguir sancionando a Rusia, “las élites gobernantes no quieren hacer caso a la voz del pueblo”, subrayó.
En Rusia se duda hasta de que la muerte de Skripal se debiera a un envenenamiento y niegan todos los cargos, la respuesta del país euroasiático se espera que sea severa y contundente. La realización del mundial de fútbol en los próximos meses no presagia nada positivo en términos de relaciones diplomáticas. ¿La pelota rodará con todos los países convidados a la fiesta?