Según los expertos, también, las tasas de interés son altas, sin diferencia con las de la banca privada.
Punto Noticias. Banecuador, Corporación Financiera Nacional (CFN) y Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) registraron tasas de morosidad de 13,6 %, 12,3 % y 11 %, respectivamente. La banca privada, en cambio, solo tiene un 2,9 % de cartera vencida, con corte hasta agosto, según un estudio.
Durante la pandemia, el sector financiero estatal solo ha reestructurado o refinanciado menos del 10 % de los créditos con problemas, tanto vencidos como por vencer.
La explicación es que se confunde la función socialmente solidaria de esas instituciones con un manejo político e incluso clientelar, que no se preocupa por la sostenibilidad y el largo plazo, a criterio del analista económico Diego Olmedo.
Según el experto, “falta planificación, porque todo se sujeta a las conveniencias del Gobierno de turno. El manejo no es técnico, sino político”, insistió.
A su entender, no se cumple con la rigurosidad debida en la evaluación de los beneficiarios. Por ejemplo, no se toma en cuenta que la capacidad de endeudamiento de una persona no puede superar el 40% de sus ingresos.
“El Estado está para ayudar, para incentivar la producción y el desarrollo, pero si se presta sin criterio, se pone en riesgo la sostenibilidad de los bancos y se crean huecos que deben ser cubiertos por todos los ecuatorianos”, sostuvo Olmedo.
Censuró que, a pesar de su función social, la banca pública mantenga tasas altas, que, aunque menores de las privadas, no constituyen una verdadera ayuda al emprendedor o ciudadano común.
Dijo que “no hay diferencias sustanciales. Por un hipotecario se paga 9%, con lo que en 20 años se termina pagando otra casa. En el caso de la CFN, un crédito para ponerse un negocio puede tener una tasa de entre el 10% y 16%”.
No solo para el refinanciamiento, sino también para el acceso al crédito, los procesos se complican, porque hay demasiada burocracia o tramitología
En opinión de Hugo Villacrés, economista y expresidente del Consejo Directivo del IESS, en el caso del Banco del IESS (Biess), el problema no está tanto en la evaluación previa, sino en el deficiente monitoreo posterior, para prevenir un incremento desproporcionado de la cartera vencida.
A pesar de concentrar más del 80% de la cartera hipotecaria, desde 2017 se desmantelaron mecanismo como el seguro de desempleo, que se pagaba dentro de los créditos y permitía que, en caso de pérdida repentina del trabajo, se cubra hasta seis cuotas, alertó.
“Ese programa terminó siendo solo publicidad. Es una pena, porque muchas empresas no han podido acogerse a ninguna ayuda. Demasiados requisitos y garantías. Da la imprecisión que gran parte del dinero ofrecido se fue al gasto corriente”, sentenció.
Fuente: La Hora.