De los 193 países que forman parte del ranquin de Igualdad de Género en el Parlamento, Brasil ocupa el puesto 154, por la participación femenina en la Cámara de Diputados. Solo un 10 % de la Cámara es representada por mujeres.
Incluso, en el momento que se elaboró la Constitución en 1988, el número era la mitad. En el Senado hay 13 mujeres de 81 escaños, lo que representa un 16 %.
En las cámaras municipales, la proporción es de una mujer cada siete hombres. Y la primera mujer que accedió a la máxima investidura del Ejecutivo, Dilma Rousseff, sufrió un juicio político delirante, sin crimen, pero que la dejó fuera del Palacio de Planalto.
Recién en 1994 Brasil tuvo una mujer al frente de un gobierno estatal, con Roseana Sarney y, desde entonces, solo 10 mujeres ocuparon esos importantes cargos.
Si nos referimos a mujeres de piel negra, los números descienden dramáticamente. En 2016, solo el 1 % de las candidaturas estaban ocupadas por ellas. Tampoco hay mujeres indígenas o trans en el Congreso Nacional.
Para transformar esta crítica realidad, militantes feministas, lideradas por Mídia Ninja crearon la Campaña de la Mujer, que busca desde la comunicación apoyar a las mujeres que se candidateen en octubre de este año.
Además de generar consciencia, se pretende dar “soporte operativo” a través de diseño, fotografía, asesoría de prensa, redes sociales para romper con el estereotipo de que “las mujeres no pertenecen a la política”.
Sin financiamiento de las grandes empresas y los poderosos, las mujeres tendremos una red solidaria de comunicación. Y aseguran desde la Campaña que apoyarán a todas las candidatas comprometidas con las causas que atraviesan las problemáticas de género y desigualdad.