Esta mañana, hombres encapuchados de las fuerzas especiales de la policía argentina, sacaron de la cama a Milagro Sala y por orden del juez Pullen Llermanos se la llevaron en pijama y descalza, nuevamente a la cárcel de Alto Comedero.
A la dirigente social argentina le fue concedida la prisión domiciliaria puesto que su vida corría peligro en el penal. Su caso está en un juzgado distinto del de Pullen Llermanos, por lo tanto su traslado fue calificado por los abogados defensores de Sala como un “secuestro”.
Este lunes es feriado en Argentina, por lo tanto, pasarán más de 72 horas antes de que otros jueces puedan revisar este acto arbitrario e ilegal. Para sumarle mayores ingredientes delictivos, a Milagro Sala se la llevaron en un coche particular sin identificar, ya que no tenía patentes.
La diputada del Parlamento del Mercosur, privada de la libertad, por acampar frente a la gobernación exigiendo una reunión con quien era el flamante gobernador de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, escribió una carta desde el presidio, donde manifestó el sufrimiento infligido, “cómo me gustaría que alguien le ponga a freno a este atropello que vivo”, dice. Y también pide “no dejen que esto le pase a ningún otro argentino”.
La decisión del poder judicial jujeño contradice sus propias reglas y leyes y se contrapone a las indicaciones ofrecidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Grupo de Trabajo sobre detenciones arbitrarias de Naciones Unidas, al respecto del encarcelamiento de Milagro Sala.