Los videos difundidos ayer por el bloque opositor Fuerza Popular, donde se veía a funcionarios del gobierno intentando comprar votos que no aprobaran el pedido de vacancia, hundieron definitivamente al presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, que tras reunirse con su Consejo de Ministros, decidió su dimisión.
Estuvo en el cargo un año y siete meses y su imagen fue dilapidada por las declaraciones de gerentes de la constructora Odebrecht que aseguraron haberle pagado mientras fue ministro de Economía entre 2003 y 2007 del presidente Alejandro Toledo.
Para evitar el primer pedido de vacancia en su contra consiguió el apoyo de la bancada del hijo del genocida Alberto Fujimori, Kenji, quien a cambio de la libertad de su padre evitó la destitución de Kuczynski.
Las masivas movilizaciones de repudio a la gracia presidencial que liberó al exdictador, desencadenaron un nuevo pedido de vacancia, al descubrirse nuevos sobornos de Odebrecht y otras empresas recibidos por el político a través de empresas fantasmas.
De su paso quedan los palos y las bombas lacrimógenas que llovieron sobre los peruanos y peruanas durante su gobierno y la desfachatez con la que condenó al gobierno venezolano, siendo un ejemplo deplorable de antidemocracia.
La destitución que mañana será presentada en el Congreso no explica cuál será la postura de los vicepresidentes Mercedes Aráoz y Martín Vizcarra, quien ya recibió la orden de volver al país y abandonar el cargo de embajador en Canadá. La víspera, PPK se había reunido con el cardenal Juan Luis Cipriani.
Mañana ya estaba acordada una nueva sesión para dirimir un pedido de vacancia presidencial.