Un nuevo informe sobre violencia sexual y embarazo infantil presentado por la Organización de Estados Americanos (OEA) generado para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres refleja el panorama latinoamericano.
El informe se centra en tres partes: embarazo infantil, matrimonio forzado y los altos índices de impunidad en los actos de violencia sexual.
Respecto al embarazo infantil, el informe se centró en el abuso sexual que hay detrás. Según la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología (FLASOG), cada año se producen en el mundo dos millones de partos en menores de 15 años.
Se estima que en Latinoamérica entre el 11% y el 20% de los embarazos en niñas y adolescentes son resultado de violencia sexual. Además, la mayoría de las niñas no ha recibido educación sexual ni en sus casas ni en sus escuelas.
La falta de educación sexual en edad temprana genera niñas y adolescentes indefensas y desprotegidas. El informe devela que otro factor que obstaculiza son los impedimentos al acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y las creencias culturales y religiosas que rodean estas prohibiciones que ponen en riesgo la salud física y mental de las menores al convertirlas en madres.
Además de la necesidad de profundizar la educación sexual, el informe muestra la urgencia de incluir el enfoque de género en los programas de salud. En el 91% de las historias clínicas en Ecuador reflejan sintomatología depresiva y trastorno adaptativo en el caso de las menores embarazadas.
Un grave problema es el no tratamiento como víctima de crímenes sexuales a las menores embarazadas, considerándolas responsables del acto violento y calificando al embarazo “como una bendición”.
El clima social de impunidad para los hombres abusadores debe ser transformado para que las niñas y adolescentes puedan estar a salvo.