Los primeros pasos de Iván Duque tras su victoria electoral en Colombia encienden las alarmas tanto en que se cumpla lo firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, como de que sigan adelante los diálogos del gobierno con el ELN.
Carlos Velandia, gestor de paz de la insurgencia armada invitó el lunes pasado al presidente electo para que se sume a la mesa de diálogos que se desarrolla en La Habana, Cuba, entre el ELN y la delegación del gobierno saliente.
“Ojalá buscaran contacto y se subieran a la mesa de La Habana, e incidieran en los acuerdos que puedan firmarse al día de hoy”, señaló Velandia a Blu Radio, citado por El Espectador.
Luego de que este lunes se pusiera en marcha una nueva etapa de diálogos, que durará cinco semanas y en las que el gobierno deberá explicar su negativa a garantizar el cumplimiento y ejecución de las transformaciones propuestas en el proceso. El Estado colombiano ha sabido acallar las armas de los insurgentes, pero no así las armas de las bandas delincuenciales y paramilitares que asolan los territorios donde antes se desplegaban las guerrillas.
Para el ELN la nueva fase de diálogos llega “en un momento difícil”, como lo expresaron en un comunicado de prensa. Una de las principales dudas se genera por los planteos que expone la bancada de Iván Duque a lo ya resuelto con las FARC y que pretenden reformar en el Congreso, donde ahora tienen nuevas mayorías.
Esta incertidumbre es poco halagüeña para que se concrete el cese al fuego bilateral, que era el objetivo principal de esta fase de los diálogos en Cuba.