La cinta muestra la relación vehemente entre Elvis Presley y el empresario Tom Parker.
Punto Noticias.- ¿Cuánto influyen las primeras notas musicales que uno tararea de niño? ¿Cuánto influyen los bailes y expresiones artísticas a los que se accede en la infancia? Estas preguntas marcarán los hilos conductores de la película “Elvis”, un filme que recrea la vida del legendario cantante Elvis Presley.
A través de su historia, protagonizada por Austin Butler, los espectadores podrán visitar parte de la cultura popular de los Estados Unidos en la mitad del siglo XX, podrán reflexionar sobre el racismo que se vivió en esas décadas, y ver cómo un chico que nació en Misisipi y se crio en Tennessee logró convulsionar al mundo con su voz.
La película no es un retrato pausado de quien en vida fue un simple mortal. Es un relato rápido, colorido y con ciertas licencias biográficas que construyen un retrato atrevido de uno de los íconos más populares del siglo anterior.
Su director Mark Baz Luhrmann muestra aquí su estilo perspicaz, mezclando imágenes de cómics o escenas musicalizadas que rodean la cinta de clímax, tal como lo hizo ya en películas anteriores como “Moulin Rouge” o “El gran Gatsby”.
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Además, el narrador de la historia es un punto que marca la diferencia con otras películas del género, como “Bohemian Rhapsody”. En “Elvis”, el Coronel Tom Parker, interpretado por Tom Hanks, será el encargado de narrar la historia desde una cercanía oculta. A lo largo de la cinta se sabrán mínimos detalles suyos, mientras que su voz y su testimonio serán los verdaderos protagonistas en esta historia.
Para la escritora Andrea Rojas, el conflicto de la historia se centra en la búsqueda de la identidad y el reconocimiento de la valentía. “Quizá, este filme sea una especie de bildungsroman sensual, provocador y divertido; una historia de crecimiento que retrata la sed, la emoción, el bullicio de la juventud, así como el advenimiento de la adultez que se impone para contrariar la hegemonía de las normas de la época”.
Andrea Rojas agrega que se puede pensar a Presley desde la voz de quién se atreve a hacer lo que a otros les incomoda. Y en este acto de desafiar se encuentra una riqueza intelectual y artística invaluable. “Más allá de la efervescente idolatría a las celebridades, esta puesta en escena permite mirar a un niño eterno que coquetea con el amor a la vida”.