Punto Noticias.- Arturo Huerta, investigador y docente de la UNAM, abordó el tema de la deuda externa en América Latina. Huerta dijo que la deuda externa mexicana disminuyó en las décadas de los 90 y en los primeros años de este siglo. La razón: la aplicación de reformas estructurales de privatización y extranjerización de sectores estratégicos. Eso se hizo con el fin de pagar y disminuir el monto de la deuda externa, explicó.
El investigador dijo que México tuvo una deuda externa muy baja en el 2008: representaba el 3% del PIB. Sin embargo, desde ese año en adelante, la deuda externa se ha ido incrementando hasta alcanzar niveles de 18% del PIB, dijo. Si se toma en cuenta la deuda total, interna y externa, «está al borde del 48% del PIB».
El gobierno mexicano optó por la promoción de entrada de capitales, aunque si bien te financia el déficit de comercio exterior, no impulsa la capacidad productiva del país, explicó Huerta.
La inversión extranjera directa no ha venido a incrementar la capacidad productiva. Ha venido a invertir donde el gobierno ha dejado de hacerlo. Simplemente es un cambio patrimonial. Lo que era del Gobierno ahora es de las empresas transnacionales. Sin implicar en un incremento de la capacidad productiva, sin traducirse en un crecimiento económico.
Por otra parte, hay economistas que plantean el equilibrio del déficit fiscal, disminuir el gasto público, entre otros, para crecer económicamente. Otros, proponen ampliar el consumo. En el caso de Ecuador, se está dando paso a los primeros. Para Huerta, cuando el FMI plantea la aplicación medidas como la austeridad fiscal para disminuir el riesgo país, se favorece al capital financiero. La disminución del gasto público se logra disminuyendo la inversión (del Estado) en los sectores estratégicos y le abre la puerta al capital nacional e internacional, explicó.
Las políticas económicas no son neutras. Responden a intereses de clase. Estas políticas de austeridad fiscal, de equilibrar las finanzas públicas, han reducido la participación del Estado en la participación económica (…) Esta cuestión de disminuir el riesgo país actúa a favor de lo financiero. La fortaleza de una economía no la dan las finanzas públicas, la da su capacidad productiva.
Estas políticas de estabilizar las cuentas del sector público a toda costa, atentan contra la capacidad productiva, señaló. De esta forma vamos a depender más de la entrada de capitales. Eso va a producir que el capital financiero termine «imponiendo la política económica a su favor».
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