Berenice Cordero, ministra de Inclusión Económica y Social, destacó que en la frontera de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos existe un corredor no solo para el narcotráfico sino también para otros crímenes transfronterizos como la trata de personas, a ello se suma la vulnerabilidad de su población.
En Mataje por ejemplo solo tienen acceso hasta la educación básica, señaló la ministra al indicar que este tema produce un problema para que las personas puedan obtener un empleo adecuado por lo que las acciones de contrabando se vuelven atractivas para lograr un ingreso económico.
Otros de los problemas identificados según Cordero son los embarazos adolescentes que en las zonas fronterizas se duplican, además el trabajo infantil que llega al 20% más que en toda la población ecuatoriana y a ello se suman algunas Instituciones Públicas que están secuestradas por mafias que operan cerca del sector.
“De ahí que la intervención de esta forma criminal, nos hace volver los ojos a la frontera donde se evidencia la vulnerabilidad de mujeres, niños, niñas y adultos mayores”, agregó la funcionaria al mencionar que en las zonas fronterizas se han registrado 6000 casos de trata de personas.
“Necesitamos escuelas y colegios completos (…) Además de trabajar aspectos relacionados con la corrupción (…) Es preciso trabajar aspectos de la política social, y actuación coordinada de las medidas de defensa y seguridad”, enfatizó.
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