Fred Larreátegui destacó que el Chocó Andino provee de agua al norte de Quito.
Fred Larreátegui, máster en derecho Ambiental y abogado de colectivo Quito sin Minería, indicó que están trabajando con 200 voluntarios, para informar a la ciudadanía sobre la importancia ambiental del Chocó Andino.
“El Chocó, por ejemplo, confiere 250 litros de agua, por segundo, a los barrios del norte Quito. Esa es la importancia que queremos difundir”, remarcó.
El Chocó Andino une a dos puntos calientes de la biodiversidad, lo que le otorga varios pisos climáticos. Además acoge a 1 960 especies de plantas, que son el 12% de toda la flora ecuatoriana. En sus más de 286 000 hectáreas se cosechan el café de especialidad, el cacao y otras frutas.
En sus bosques se albergan 30 especies de animales grandes como olingos, tigrillos, venados y osos de anteojos. Asimismo cada hectárea del Chocó es capaz de absorber 266 toneladas de carbono, ayudando a limpiar el aire de Quito.
“La minería metálica pondría en riesgo a este ecosistema”, destacó Fred Larreátegui.
Esta megabiodiversidad convive con 1.6 millones personas ubicadas en Mindo, Nono, Los Bancos, Pedro Vicente Maldonado, Lloa, Nanegal, Nanegalito, Pacto, Gualea, Calacalí y Minas. En estos lugares no solo se trabaja en producción sino también en turismo.
Por todas sus bondades, la Unesco declaró al Chocó Andino como Reserva de la Biósfera para la humanidad en julio de 2018.
Fred Larreátegui reiteró que la minería metálica podría causar daños irreparables a este territorio, de ahí que es importante la consulta popular que prohibirá esta actividad extractiva.