La organización no gubernamental Río de Paz denunció ayer que el escenario de la violencia en Río de Janeiro es uno solo: las favelas. Y agregó que se trata del espacio público de la exclusión social.
Ya sean personas inocentes, delincuentes o policías los que pierden la vida a balazos, los hechos ocurren en los mismos lugares. La oenegé criticó la “indolencia de las autoridades estaduales en el control de la criminalidad” y destacó que no hubo ninguna mejora con el despliegue militar decretado por el presidente Michel Temer.
En lo que va del año, 64 uniformados perdieron la vida en actos violentos. Para Río de Paz ya es hora de que el Estado ponga fin a la ola de homicidios.
Si bien la organización marca el eje en la protección de los policías que están en línea del frente, no se puede deslindar la seguridad de todos los habitantes de las favelas que son trabajadores y no tienen vinculación con las mafias que funcionan en su territorio, en complicidad con la propia policía.
Desde la intervención en febrero se han llevado a cabo detenciones masivas de jóvenes sin justificación, ni órdenes judiciales y se llegó a un pico máximo de tensión con el asesinato de la diputada Marielle Franco, un crimen todavía impune y en el que se utilizaron balas propiedad de la policía.
La mala implementación de estas supuestas políticas de reducción de la violencia solo ha desencadenado mayores niveles de opresión y más balaceras en las favelas cariocas.