Armando, nombre protegido, es guía penitenciario y ha sido secuestrado en tres ocasiones. La precariedad de su trabajo le hace temer ingresar a la cárcel, en donde fue retenido durante seis días,en enero.
El 8 de enero de 2024, la crisis carcelaria le volvió a estallar en el rostro al Estado ecuatoriano. El escenario fue el mismo que el que se ha vivido desde el 2019. Guías secuestrados, presos sobre los techos y en los patios de las cárceles, quemando objetos. Todo eso retrata los amotinamientos que la fuerza pública no ha podido controlar.
La reactivación del conflicto en el sistema penitenciario obligó al presidente Daniel Noboa a declarar el estado de excepción en todo el Ecuador. La violencia escaló y un día después, el 9 de enero, el Gobierno de transición decretó el conflicto armado interno, movilizando a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas.
Pese a estas medidas, no fue sino hasta el sábado 13 de enero, que el Estado intentó, con parcial éxito, retomar el control en los centros carcelarios. Ese día, el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) informó sobre la liberación de todos los guías retenidos en ocho cárceles de Machala, Turi, Cotopaxi, Tungurahua, Loja, Cañar, El Oro y Esmeraldas.
En total fueron 201 servidores, entre administrativos y guías, quienes permanecieron secuestrados por seis días– más de 120 horas- en estos centros. Un guía murió en medio de los amotinamientos.
Testimonio
Armando* (nombre protegido) es uno de los 201 agentes de seguridad penitenciaria que permaneció retenido en contra de su voluntad, por los reclusos, en una cárcel de la Sierra.
Él ya ha sido secuestrado en varias ocasiones, en medio de un conflicto carcelario. En abril de 2022 y en julio de 2023 también fue víctima de esta acción. Pero lo ocurrido en enero de este 2024, dice, fue lo peor. “La gota que derramó el vaso”.
“Imaginamos que, como en las anteriores ocasiones, duraría uno o tres días, pero esta vez fue un poco más duro porque los presos no querían que ingresara la Policía. Hasta ahora no se ha definido qué mismo pedían los privados de libertad”.
En resumen, Armando* relata que durante los seis días que permaneció secuestrado comía una vez al día, el agua escaseaba y la última noche cortaron la luz. Los últimos días, la situación empeoró: no había alimento ni agua. El agente penitenciario prefiere no repasar las crudas horas que vivió retenido. Él y sus compañeros fueron liberados por los reos, cerca de las 19:30 del 13 de enero.
¿Cuántos guías penitenciarios hay en cárceles de Ecuador?
En el sistema carcelario de Ecuador trabajan 2 800 agentes de seguridad penitenciaria, entre hombres y mujeres, divididos para controlar 35 prisiones, en las que existe un promedio de 30 000 privados de libertad, según cifras del SNAI.
Pero el trabajo de un guía, en ocasiones, cuesta la vida. De acuerdo con un informe del Ministerio del Trabajo, emitido el 20 de junio del 2023, el rol de un agente penitenciario “se enmarca en el concepto de trabajo penoso, peligroso, tóxico o insalubre”.
En el documento se lee que el Ministerio de Trabajo identificó 35 riesgos a los que un guía está expuesto. Entre estos factores, calificados como intolerables, constan la amenaza delincuencial, agresión o maltrato, la compensación, entre otros. En cinco de estas actividades, la estimación de riesgo incrementó del 2017, al 2023. Con estos antecedentes, el Ministerio del Trabajo señaló que la labor de un guía amerita el análisis de jubilación anticipada.
Tras ser liberado, Armando* y sus compañeros guías, entre ellos mujeres lactantes, fueron trasladados a una unidad de Policía y luego, a sus domicilios.
Armando es cabeza de hogar, tiene hijos y nietos, y trabaja como guía desde hace más de 20 años. Ha laborado en varias cárceles. Hoy el miedo lo acorrala y le hace reflexionar en torno a si vale la pena seguir siendo agente penitenciario. Al hablar de su familia se le corta la voz, pero “necesita el trabajo”, lamenta.
“Uno mismo se pone a pensar por qué estoy ahí, exponiendo mi vida y a mi familia. En algunos casos estamos pensando bien si regresamos o no a trabajar en la cárcel porque el Estado no nos ha dado el respaldo que necesitamos”.
Pese a haber sido secuestrado por seis días, Armando* y el resto de los agentes no recibieron una óptima atención médica y psicológica, y, días después, tuvieron que volver a la misma cárcel, en donde fueron retenidos, asegura. También que no hubo ninguna disposición al respecto del SNAI ni del departamento de Talento Humano.
Pero ¿cómo vuelves al mismo lugar de trabajo, donde estuviste secuestrado, a interactuar con los mismos rostros que te dejaron sin comida, agua o luz?
“Al principio no quería ni entrar a trabajar, cuando estoy solo me acuerdo de lo sucedido y quiero salir en seguida de la cárcel. Yo salgo de mi casa encomendándome a Dios y que sea la voluntad de él”.
Luego de ser liberados, los 201 guías y servidores penitenciarios tuvieron que regresar a sus actividades, a las mismas cárceles, en donde no tienen garantías. Así lo denunció la Asociación de Servidores Penitenciarios, el 16 de enero. Incluso, sus dirigentes revelaron que dos agentes presentaron sus renuncias.
En medio de la precarización y el riesgo de ser guía, una jueza concedió el recurso de habeas corpus, para que se garantice la integridad y seguridad del cuerpo de vigilancia penitenciaria. En la acción judicial se dispuso tres medidas de reparación.
Pero hay más. Los 2 800 agentes no cuentan con todos los implementos para cumplir con su trabajo. En 2021, las armas con las que contaban fueron retiradas, algunos no poseen gas pimienta y los uniformes que tienen les fueron entregados hace dos años. A esto se suman los turnos de 12 horas diarias, que deben cumplir en cárceles, lideradas por las organizaciones delictivas, con una infraestructura deteriorada y de las que no saben si saldrán ilesos al final de su jornada.
“Nos quitaron las armas, ahorita ingresamos a trabajar armados de valor, nada más. Hace dos años nos dieron dos uniformes y un par de botas, que ya están destruidos. Para estar presentables, debemos ver cómo comprar unas botas o un uniforme. Nos hace falta buena remuneración, horario adecuado, armas, infraestructura”.
¿Cuál es el salario de un guía penitenciario?
De acuerdo con una resolución del SNAI, existen siete escalafones para el personal del Cuerpo de Seguridad y Vigilancia Penitenciaria, con sueldos desde los USD 817 a los USD 2 034. La escala la integran agentes de seguridad 1, 2 y 3; un subinspector de seguridad penitenciaria; un inspector; un subjefe; y un jefe de seguridad.
La remuneración para esta actividad, calificada como penosa, peligrosa y tóxica, no es una garantía de vida, pues en cualquier momento, la crisis carcelaria se puede reactivar, siendo los guías los más vulnerables.
De hecho, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe sobre las personas privadas de libertad, publicado en 2022, revela que el sistema penitenciario tiene insuficiencia de agentes dedicados a la vigilancia y control de los centros.
Citando al SNAI, en el documento se señala que el estándar es un agente penitenciario por 20 personas detenidas. Entonces existían 1 650 guías; es decir, un vigilante penitenciario para 62 reclusos.
En el informe, la CIDH recoge un documento expuesto en la Asamblea Nacional que detalla que los agentes penitenciarios no cuentan con una modelo de gestión del talento humano, que brinde garantías para el desarrollo de su labor.
«Esta circunstancia se ve reflejada en la ausencia de un plan de carrera, ascensos, apoyo psicológico y procesos de reclutamiento idóneos. De igual forma, se refleja en la falta de compensación por laborar horas extras», precisa el texto.
Aunque suene repetitivo, decir que los agentes de seguridad penitenciaria no tienen garantías por parte del Estado es un hecho. Armando lo vive a diario y la incertidumbre se agudiza sin saber qué es lo que pasará en las cárceles, cuando termine el estado de excepción y el conflicto armado interno en Ecuador.