Nuevas trágicas muertes han ocurrido en México ligadas a la política. Marino Catalán Ocampo, precandidato a la alcaldía de José Azueta (Zihuatanejo) por el PRD fue asesinado en la cabecera municipal.
Llegó al hospital general de la ciudad, pero las heridas le costaron la vida al precandidato de 60 años. El ataque se produjo mientras el político circulaba en su camioneta y fue atacado con armas 9 mm y calibre 45.
A su vez, el presidente municipal de Petatlán, Arturo Gómez Pérez, también sufrió un ataque mortal con armas de fuego, mientras cenaba con un grupo de amigos.
También miembro del PRD, se desconoce quiénes son los agresores. El Gobernador del estado de Guerrero, Héctor Astudillo Flores calificó de “cobarde crimen” la masacre y pidió que la Fiscalía actúe en el esclarecimiento del caso. Sobre Gómez Pérez declaró que gobernaba “correctamente y con gran compromiso su pueblo”.
Manuel Granados, presidente del PRD, y Ángel Ávila, secretario del partido exigieron el gobierno federal detener las ejecuciones de los militantes del partido, ya que, dijeron, en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto fueron asesinados 22 alcaldes de esta agrupación.
El jueves había sido asesinado el diputado de Jalisco, Saúl Galindo, también mientras conducía junto a su hijo, cerca de Puerto Vallarta.
Apenas comienza el año electoral en México y estas muertes condicionan gravemente la democracia del país azteca.