Punto Noticias.- La activista y vicepresidenta de Alfil, Rashell Erazo, conversó sobre el Informe Trans 2018 – Ecuador. El documento lleva como título «Basta de genocidio trans».
Este informe es de la Red Latinoamericana de Activistas y Mujeres Trans, que se hizo en el marco del proyecto regional del Fondo Mundial. Este proyecto, «Mujeres trans contra el VIH y la transfobia», duró tres años y se aplicó en 13 países diferentes. Uno de los productos de este proyecto es mostrar un informe por país.
El título, «Basta de genocidio trans», responde a los asesinatos que se dan, sobre todo, en Centroamérica. «Por suerte, en Ecuador, no hay esa tónica que sí existía 20 o 25 años atrás». Pero, hay otras formas de omisión que pueden llevar a la población trans a la muerte, aseguró. Por ejemplo: el impacto del VIH, la falta de un modelo de atención médica hacia las personas trans, entre otros.
Entonces, el título indica que, sea por asesinato, violencia directa o por omisión estatal, «también es una forma de procurar el genocidio de las personas trans».
Por otra lado, este Informe 2018 revela los siguientes datos. Se han identificado 84 casos de vulneración de derechos, aunque eso es una muestra de lo que podría ser a nivel nacional. De ese total, un 48% optó por denunciar formalmente, señaló Erazo. Por un lado ese dato puede ser positivo, sin embargo, las personas trans no continúan el proceso.
Las causas de lo anteriormente señalado obedece a que el sistema de justicia se ha vuelto «lento, tedioso, mucho más que antes». Pero, un dato preocupante es que, de ese 48%, ninguno ha recibido sentencia.
La entrevistada, además, señaló que:
- El 35% de las vulneraciones de derechos humanos es por discriminación.
- Un 12% se refiere a agresiones verbales y físicas. Sobre todo, por parte de la pareja. Un pequeño porcentaje, dijo Erazo, corresponden a agresiones entre compañeras. La mayoría de esos casos se presentan en el trabajo sexual callejizado.
En relación a las personas trans en el sistema carcelario, Erazo dijo lo siguiente. En la sociedad, el hecho de ser una persona LGBTI, puede ser signo de marginación. Ahora, imagínate una persona trans en la cárcel, señaló. «Es la última rueda del coche». Por otro lado, las mujeres trans van a la cárcel de varones. Si bien la ley permite cambiar el género en la cédula, el sexo es el que se toma en cuenta. «La mujer trans que cambia el género, legalmente, viene siendo un hombre femenino».
En el sistema carcelario, continuó Erazo, se encontró abandono de las personas que viven con VIH. También hay asuntos de violencia, extorsión y son privadas de desarrollar su personalidad. «Como están en una cárcel de varones, tienen que comportarse como varones, vestir como varones. Es decir, se vulnera día a día su derecho a la identidad de género».
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