El pueblo Rohingya, quienes están siendo perseguidos desde hace años por el estado birmano, ha desatado respuestas violentas en el oeste de Myanmar, atacando con machetes y explosivos caseros contra autos, casas, negocios y mezquitas en el estado de Rakhine.
Según las autoridades, del viernes al domingo murieron 95 personas a causa de estos ataques de la minoría musulmana rohingya, quienes vienen siendo víctimas de acoso, represión y éxodo. Naciones Unidas y organizaciones humanitarias llevan años denunciando las atrocidades que sufre el pueblo rohingya.
El gobierno birmano calificó a los atacantes como “terroristas” y los acusa de “socavar” los esfuerzos de paz que viene llevando adelante en la región. La dictadura budista birmana ha ejercido una persecución sistemática de la minoría musulmana que ha huido masivamente del país. Recientemente, el cambio de gobierno no ha conseguido cambiar esta situación. Desde 2012 se calcula que han cruzado las fronteras más de cien mil personas al vecino Bangladesh, aunque muchos también han escapado por vía marítima hacia Tailandia.
El apartheid contra los rohingyas ha sido motivo de denuncia del Papa Francisco este domingo. “Llegan noticias tristes sobre la persecución de la minoría religiosa, nuestros hermanos rohingya. Quiero expresarles toda mi cercanía”, manifestó el obispo de Roma. En febrero también había tenido palabras de apoyo a quienes se considera la “minoría más perseguida del mundo”.