Con la recesión económica que vive la Argentina, con pérdida de puestos de trabajo incesantes, se calcula en más de 105 mil trabajadores que perdieron el empleo en el último semestre, no hay chances de que el país pueda pagar los deberes de deuda que le impuso el gobierno de Mauricio Macri.
Por eso, no resulta extraño que la calificadora de deuda Standards & Poors haya bajado la nota de la deuda argentina de B+ a B, al encontrarse el gobierno impedido de aplicar el plan de ajuste presupuestario que le impuso el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, S&P, dijo que la nota es estable a través de un comunicado. “Esta reducción refleja la erosión de la trayectoria del crecimiento, la dinámica de la inflación y la trayectoria de la deuda, tras las dificultades para poner en marcha el exigente programa de ajuste económico”, indicó en tono eufemístico la agencia.
El FMI estima que este año la contracción de la economía argentina rondará un 3 %, aunque la cifra puede ser superior y el año que viene no será más benévolo, ya que no se cuenta con programas de expansión económica, sino todo lo contrario.
En menos de un año la devaluación fue superior al 100 % y que unas exportaciones a la baja hayan superado el balance con respecto a las importaciones, solo es comprensible por la fuerte bajada de la producción.
S&P es muy optimista y estima una contracción para 2019 del 1 % y explicó la bajada de la calificación en la aplicación descoordinada de las políticas económicas. Cuando se termine el dinero ofrecido por el FMI, la Argentina no encontrará otros prestamistas, ya que las propias calificadoras de deuda les cierran el paso a los prestamistas con las notas que le ponen al país. El default es inminente.