Donald Trump, presidente de Estados Unidos, define a la situación que se desarrollada en la frontera con México como una «crisis creciente”, a pesar de la reducción de detenidos en la línea fronteriza que se ha presentado en las últimas dos décadas.
El pasado martes 8 de enero fue el día 18 del tercer cierre parcial administrativo que enfrenta el Gobierno actual. No se ha llegado a un acuerdo entre demócratas y republicanos, que permanecen inamovibles en sus posturas respecto al muro fronterizo.
Este cese parcial de actividades administrativas es el segundo más largo en Estados Unidos desde el que se afrontó en el Gobierno del entonces presidente Bill Clinton que duro del 16 de diciembre de 1995 al 6 de enero de 1996.
Trump considera que la construcción de dicho muro en la frontera es absolutamente necesario para la seguridad fronteriza del país. «Es de sentido común. (…) Es una elección entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia», añadió. El Ejecutivo exige que sean aprobados 5.700 millones de dólares para la edificación, puesto que su idea es que sea construido con acero en lugar de hormigón.
Se prevé que el jueves 10 de enero, Trump se reunirá autoridades en la frontera con México para conocer la citación actual de la zona. (El Telégrafo)
Elaborado por: Melissa Carranza