Editorial de Radio Pichincha
Sin duda hemos avanzado muchísimo en la lucha de las mujeres y en contra de la violencia machista, pero… ¿CUÁNTO FALTA? Muchísimo, pero muchísimo.
Lastimosamente esta semana tuvimos malas noticias por la violación a una chica del colegio SEK, que ayer, en esta emisora, supimos que no solo ha ocurrido un caso, sino que hay más en esa entidad escolar.
Para la abogada Soledad Angus, en estos casos, las instituciones educativas, sobre todo las privadas, tienden a encubrir y minimizar el impacto, en lugar de atender a las víctimas. Tal es así que en el mismo Colegio SEK se presentó otra denuncia por el abuso sexual a una niña de 5 años y ni siquiera hubo intervención psicológica o el acompañamiento para seguir una hoja de ruta.
Es verdad que ahora nos “escandalizamos” por estas denuncias y está bien. Pero por el Día de la Mujer ya no deberíamos solo escandalizarnos sino entender que no se denuncia todo, que se socapa, como en el caso del colegio SEK, para cubrir la “reputación” de una familia, de una escuela, de la universidad o como pasó con la escuela de formación de oficiales de la Policía cuando se asesinó a María Belén Bernal.
Por lo mismo, de todo lo que se avanza parece nada cuando ocurre una violación como la denunciada. Y eso no solo causa tristeza, sino indignación.
Ya dirán que es un asunto difícil de resolver, pero también es un asunto familiar, pues si dejamos que los chicos sigan viendo pornografía desde muy niños, como si fuera un divertimento, no vamos a seguir con esto por los “siglos de los siglos”. Pero, sobre todo, es un asunto social, porque hay permisividad con muchas causas de la violencia contra la mujer, porque en los colegios no hay suficiente trabajo pedagógico y desde el Estado no hay políticas públicas ni acciones urgentes y emergentes.
¿Acaso no es un modo de violencia contra la mujer que se ponga por delante la belleza de la Primera Dama y tengamos al aparato gubernamental y mediático valorando esas “virtudes” antes que atender los problemas de las niñas, jóvenes y adolescentes que por figurar mejor sufran de acoso o por no cumplir con esos “estándares” de belleza sean maltratadas?
Hay que hablar de estos temas y como el mejor homenaje a las mujeres que luchan y que dan su vida, también es importante reconocerlas en sus batallas, que son diarias y siempre “cuesta arriba”. PUNTO